Hervé Mimran estrena su tercer largometraje, “Háblame de ti”. La comedia francesa no descubre ningún tema cinematográficamente nuevo en su argumento. Se trata de uno de los tópicos más usados en la industria, aunque lo abarca con un sentido del humor que el filme sea, cuanto menos, entretenido.
El filme cuenta la historia de Alain (Fabrice Luchini), un alto cargo de una empresa automovilística. Es el hombre más brillante en su trabajo y nadie puede eclipsarlo. Sin embargo, Alain está tan inmerso en su vida laboral que es incapaz de invertir tiempo en su familia o en cualquier otra actividad. Un día, sufre un derrame cerebral que atrofia la parte lingüística y memorística de su cerebro. Alain no podrá desarrollar su empleo con normalidad, por lo que su vida cambiará por completo. Para intentar recuperar estas habilidades, Alain acude a sesiones de rehabilitación que al principio rechaza. La mujer que le ayudará será Jeanne (Leila Bekthi), una logopeda con problemas personales que intentará apoyar al CEO en volver a la normalidad. Durante las sesiones de rehabilitación, su vínculo se estrechará y se descubrirán mutuamente.
La nada atípica trama conlleva el resultado previsto, la transformación de un hombre soberbio y vanidoso en un hombre que se preocupa por su familia. Sin embargo, el desarrollo de la película que entremezcla tramas secundarias hace que el camino hacia la empatía sentida por Alain se quede a medias. El fallecimiento de la mujer de Alain es uno de los hilos que queda sin coser del todo a la historia. Del mismo modo, la trama que gira entorno a la madre biológica de Jeanne deja mucho que desear. Aunque el problema lleva un cierre, no es ni mucho menos espectacular. Por el contrario, las actuaciones de Leila Bekthi como Jeanne y de Rebecca Mader como la hija de Alain son impolutas. Los personajes secundarios son la clave del filme, aunque sus historias podrían ser mucho más enriquecedoras si se hubieran cerrado de otra forma.
Hervé Mimran como director y guionista acierta en su apuesta por incluir detalles cómicos en este drama, pero los guiones en sí quedan flojos y la historia sin fondo. Las emociones del espectador tan solo se guían a través de la banda sonora. Bob Dylan conduce anímicamente el drama, que sin el apoyo musical no funcionaría.
La fotografía salva el filme contraponiendo dos imágenes diferentes en el desarrollo psicológico del personaje de Alain. Mientras Alain se aferra a su trabajo, los planos elegidos para completar el filme son de la ciudad financiera de París y los edificios más modernos de la capital francesa. Cuando sufre el accidente y es cesado de su empleo, las imágenes van hacia las calles de París y como se transitan. Se visibiliza ese camino desde la plena urbanidad hacia un ambiente más sosegado. La calma total llega cuando el protagonista se reconstruye a sí mismo a través del Camino de Santiago. La naturaleza sustituye el paisaje cosmopolita por uno verde inmerso en la madre tierra.
“Háblame de ti” se cataloga como una película tragicómica entretenida a la vez que intrascendente que lleva al espectador por un camino de emociones guiadas artificialmente, ya que la conexión con el protagonista no termina de consolidarse. A pesar de que la historia era real, su representación queda limitada y no aprovechada como para ser saboreada en la empatía imposible de conseguir por la consecución de los hechos.