Crítica de ‘Larga vida y prosperidad’
Foto: filmaffinity.com

Es una delicia el poder disfrutar de Dakota Fanning en la pantalla. Siempre está bien y transmite justo lo que se necesita en ese momento. Es por eso por lo que vuelve a brillar en Larga vida y prosperidad, dirigida por Ben Lewis, director de Las sesiones, y que llega a España con dos años de retraso.

Larga vida y prosperidad cuenta la historia de Wendy Walcott, a quien le gusta bailar mientras escucha música en su iPod y teje suéteres para objetos inanimados. Ella es autista y, para probarle a su hermana mayor que es capaz de cuidarse por sí misma, se escapa de la clínica en la que vive para ir a presentar su guion de Star Trek en un concurso de escritura.

La historia de la cinta es mínima y extremadamente básica. Sin embargo, cuenta con cierta originalidad y con una magia especial gracias a su factor trekkie, además de disponer de algunos tiernos pasos de comedia y de las brillantes actuaciones de Dakota Fanning y Toni Collette.

Otro mérito de Larga vida y prosperidad es el acertado retrato que hace del vínculo entre Wendy y su hermana, siendo muy interesante que el espectador pueda observar la relación que tienen ellas dos, explorando en las personas que tienen autismo y el cómo se pueden sentir ante el trato de otras personas.

El largometraje protagonizado por Fanning es, por tanto, una mirada atenta al autismo, siendo un sensible estudio de personaje cuya historia resulta bastante convencional. Sin embargo, le falta cierto riesgo y va tímidamente a donde muchas otras han ido antes con mucha más agilidad. Una película que es agradable de ver, a la vieja usanza y con unas interpretaciones que, sin duda, la elevan y hace que tenga mayor interés.

Valoración: 3/5

Lo mejor: Las brillantes interpretaciones de Dakota Fanning y Toni Collette

Lo peor: Que no se atreva a explorar y profundizar más en las características de las personas con espectro autista

 

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