Tras una primera parte que cumplió con el objetivo de revitalizar la saga, resultaba inimaginable que la ambición de la productora Warner Bros no se centrara en seguir sacando provecho con otra entrega más. Con todo ello en claro, queda descubrir si fue una buena idea realizar una entrega más. La respuesta es que sí, pero como todo en la vida viene acompañado de ciertos matices.
En primer lugar, la cinta actúa de manera inteligente al seguir manejando aquellas virtudes que favorecieron a su predecesora, los personajes mantienen intacta su identidad, la esencia de la película anterior sigue estando presente, y aspectos como el humor o la emotividad se siguen manejando al mismo nivel que la ocasión anterior. Todo esto denota continuidad, lo cual es un atributo que aporta nivel ,y es que esta cinta no solo da continuidad, si no que engrandece todo lo que hizo de la anterior una buena película.
Infaltables las escenas sentimentales
Tanto la acción sobre el ring como las escenas emotivas se manejan a la perfección, dando adrenalina y tensión a los combates, y tristeza y sosiego a las escenas conmovedoras. Una lastima que varias de esas características se pierdan en un tramo medio que resulta un tanto lento. Como novedad, cabe destacar que la cinta contiene varias pero sutiles referencias pero sutiles referencias a películas pasadas, lo cual será una gozada para los fans más acérrimos de la saga.
Por otro lado se aprecia claramente una intención de completar ciclos en las vidas de los protagonistas, tanto en los nuevos como en los antiguos personajes se distingue una evolución que queda patente al final de la película, y eso es algo que destaca por encima de otros aspectos.
En conclusión Creed II es una película que más allá de empeorar los aspectos que favorecieron a su precursora, se redime y saca a relucir lo mejor de una saga que a este nivel, podría seguir en la gran pantalla por otra entrega más.
