Aunque hoy en día Mi vecino Totoro es conocido por grandes y pequeños la verdad es que cuando se estrenó en 1988, la película no tuvo el éxito esperado. No fue hasta tiempo después y gracias al merchandising de la película cuando esta obtuvo el éxito que se merecía.
Sin Mi vecino Totoro no hubiese existido Studio Ghibli. Y sin el estudio, tampoco podríamos disfrutar, como lo hacemos ahora, de uno de los mejores directores que ha dado este estudio, Hayao Miyazaki.
Han pasado 30 años pero Mi Vecino Totoro es una película atemporal, y en parte es por las siguientes razones.
Un protagonista muy especial y una historia con alma
Totoro es el protagonista de esta película junto a las niñas Satsuki y Mei, ¿pero realmente qué es Totoro? Según el propio director, Totoro no es un espíritu, ni un dios, solo un animal grande, orondo y raro y es ahí donde reside su encanto, en no pertenecer a nada y a la vez formar parte de todo. Al margen, Totoro no deja de ser una figura protectora con la que las niñas empatizan, y al que pueden acudir cuando necesitan apoyo.
Parte de la magia de Mi vecino Totoro reside en que su director, Miyazaki, puso un poco de él en esta película. Su madre, al igual que las de las protagonistas, también estuvo mucho tiempo ingresada por sufrir tuberculosis, y aunque en la película nunca se nos diga el diagnostico, se intuye que es el mismo. Además, las dos niñas, Mei y Satsuko, son una representación de la infancia del propio director.
El bosque y la naturaleza, otro protagonista más
Para Miyazaki, la naturaleza ha sido protagonista en varias de sus películas como en La princesa Mononoke. Cuando las niñas tienen un problema y buscan a Totoro, lo hacen en el bosque, que representa la protección y a la vez el lugar donde se sienten seguras.
Aunque han pasado 30 años, Mi vecino Totoro sigue igual de joven que siempre. Y gracias a su estreno en cines de nuevo, nos dan la oportunidad de volver a sentirnos como niños y disfrutar de nuevo de este peluche gigante que nos cuida desde los bosques.
