La Cabra Mecánica fue, sin duda, un éxito insolito. Entre 1997 y 2008, fueron sucediéndose siete discos que mezclaron rumba, jazz fusión, pop y rock guitarrero, entre otros géneros inclasificables. La ocurrencia de Miguel Ángel Hernando, más conocido como Lichis, dio en el clavo, y algunas de sus canciones como La Lista de la Compra se convirtieron pronto en vox populi.
Sin embargo, el grupo se disolvió hace diez años, y tras un periodo de catártica reflexión, Lichis volvió en 2014 con un disco en solitario: Modo Avión. Renegando de la rumba y la pachanga orquestera que le habían dado fama (aunque La Cabra Mecánica no puede reducirse a eso, ni mucho menos) se pasó al country americano. En 2017 publicó un doble EP titulado Mariposas y Torneos de Verano, en el que continuaba por la misma línea.
Desde entonces, se ha dejado la piel apostando por su nueva propuesta. Ha recorrido bares de toda España presentando sus nuevas canciones, en conciertos en los que en ocasiones el público no superaba las quince personas. Sin embargo, no ha desistido, y llega incluso a encolerizarse (algo que tampoco es una rareza en él) si se le insinua que debería regresar al estilo de La Cabra Mecánica.
Allá por el 2012, algo similar sucedía en otro lugar de España. Decir que Pereza fue un éxito sería quedarse ridículamente corto. La banda formada por Leiva y Rubén Pozo, y que entre el 2000 y el 2010 dio un vuelco total a la música en España con cinco discos entre los que se encuentran auténticas joyas, cerró su etapa llenando hasta la bandera nada menos que el Palacio Vistalegre.
Pero tras ese concierto el sueño se acabó, y los líderes de la formación madrileña separaron sus caminos con destinos dispares: Leiva, llenando el Wizink Center; Rubén, tocando en salas con aforo para 200 personas. Las razones artísticas por la que, según sus propias palabras, se separaron, han quedado claras tras seis años de la disolución de Pereza: estéticas y actitudes completamente distintas.
Estas dos historias cuentan con multitud de similitudes, y como se suele decir, Dios los cría y ellos se juntan. Hace unos meses, Lichis publicó en su página de Facebook una foto con Rubén, acompañada de un texto en el que aseguraba estar tramando algo. Tras varias colaboraciones esporádicas, la alianza se ha hecho oficial: han comenzado una gira llamada Mesa Para Dos, y han confirmado la intención de grabar un disco en común para el que aún no hay fecha. Lo que sí hay es una canción, homónima al tour, y presentada en el programa Late Motiv.
La gira hará parada en Madrid el 31 de enero, en el Teatro Barceló. Aún es pronto para juzgar el éxito de esta alianza, pero quizá no sea pronto para romper una lanza a favor de aquellos músicos que renuncian a aquello que les ha puesto en lo más alto, y se arriesgan explorando nuevos formatos, con ninguna intención más allá de disfrutar.