La primera temporada de The Exorcist se ambienta 40 años después de los acontecimientos de la película estrenada en 1973. Acá veremos a una Regan adulta -interpretada por Geena Davis- casada y con dos hijas adolescentes (Kat y Casey), y con un nuevo nombre: Angela, pues no quiere ser reconocida como la niña que fue víctima de una posesión demoníaca.
Por otra parte, tenemos al padre Marcus -Ben Daniels- quien se encuentra excomulgado debido a que realizó un exorcismo a un niño sin la autorización del Vaticano. Además, dicho menor fallece durante el rito y Marcus es enviado a un recinto de meditación para sacerdotes que han sido sancionados por la Iglesia.
Asimismo, está Tomas Ortega, encarnado por Alfonso Herrera, un joven sacerdote de origen mexicano que asume como párroco de la comunidad Saint Anthony que es una de las parroquias que organizan la visita del Papa a Estados Unidos.
Con el avance de los capítulos los caminos de Tomas y Marcus se ven unidos, ya que el primero visualiza en sueños el exorcismo que Marcus realizó al niño. Llamado por la intriga, Tomas decide visitar al excomulgado sacerdote y realizarle algunas consultas, pues Angela le ha comentado que está preocupada por las raras conductas que tiene su hija mayor Kat y teme que esté poseída.
Sin embargo, la serie desvía la atención del espectador con el personaje de Kat y finalmente es Casey quien termina siendo la victima de posesión demoniaca. Así, Marcus decide colaborar con Tomas para realizar un exorcismo a la hija menor de Angela, convirtiéndose en un mentor para el joven sacerdote que también se verá “tentado” por el deseo carnal de un antiguo amor.
Pero además de la situación que afecta a la familia de Angela -o Regan como prefieran llamar a la protagonista- se nos presenta una trama aún mayor, que es el complot que existe dentro de la Iglesia que involucra a cardenales, sacerdotes y laicos de buen estatus social que son parte de un culto satánico y tienen como objetivo asesinar al Papa cuando este visite Estados Unidos.
Eso en relación a la primera temporada, que en mi opinión tuvo un buen desarrollo con lo que respecta a la trama de Angela pero que fue muy ambiciosa con lo que podría definir como la “macro historia” que involucra a este complot dentro de la Iglesia, el cual se continúa en la segunda temporada.
Con lo que respecta a la segunda temporada, emitida en 2017, la acción se traslada a la casa de Andrew, un hombre viudo en cuyo hogar acoge a niños y niñas que han sido derivados por orden judicial. Sin embargo, Andrew aún no supera la muerte de su esposa por lo que se encuentra vulnerable emocionalmente y es manipulado por la presencia maligna que habita en su casa y lo que llevará a poner en riesgo la vida de todos quienes viven en su hogar.
Está demás decir que al hogar de Andrew llegan Tomas y Marcus, pero esto ocurre bien avanzada la segunda temporada la cual es muy lenta narrativamente ya que explora el pasado de Marcus y de otro caso de posesión en el que trabajan ambos sacerdotes antes de dar con Andrew.
En síntesis, la mejor temporada, para mí al menos, es la primera. Si bien no es una serie que logre encantar mucho si logra tener un desarrollo con buenos efectos especiales y actuaciones. La historia en general es muy ambiciosa al tratar de abordar dos temáticas en solo diez capítulos, eso sin mencionar la evolución de los dos sacerdotes que se van explicando mediante flashback.
Mientras que la segunda temporada, igual compuesta de diez episodios, deja la sensación de haber perdido el tiempo mirando tantos capítulos que se podían resumir en seis o siete. La idea de esta serie era continuar para un tercer ciclo, posiblemente desarrollando la trama del complot al interior de la Iglesia y a la vez presentando un nuevo caso de posesión en alguna otra familia.
Sin embargo, debido a los malos resultados de audiencia, Fox decidió no renovar para una tercera parte. Personalmente, creo que la idea de realizar una serie de esta temática era buena, puesto que no abundan mucho las series de exorcismos, el error estuvo en el modo en que se guio la historia de los protagonistas mezclándola con algo más grande que requería un desarrollo único.
Quizás este programa pudo tener mejor resultado si en cada capítulo se nos presentaba un caso de exorcismo distinto, similar a las series policiales, y desenvolviendo la historia con la persecución a los dos presbíteros por parte del culto satánico del cual formaban parte algunos cardenales, sacerdotes y laicos.