La transversalidad utópica
Imagen del President Tarradellas tras su regreso a Cataluña. | Foto: RTVE

En el año 1977, el President Tarradellas volvía del exilio y pasaba a ser formalmente el primer presidente de la Generalitat después del franquismo. Su nombramiento llegaba tras la Diada nacional de Cataluña, celebrada bajo el lema de Llibertat, Amnistia i Estatut d’Autonomia. El nuevo gobierno tenía como objetivo redactar el Estatuto de Autonomía y llevar a Cataluña a unas elecciones para escoger a los miembros del Parlament. Para ello se formó un gobierno de concentración con consejeros de partidos de todos los colores. El ejecutivo catalán se componía de políticos de PSUC, UCD, ERC, PSC y CDC.

Situaciones excepcionales merecen medidas excepcionales. El caso de Tarradellas fue un ejemplo de ello y la situación actual de Cataluña podría serlo también. En esta línea se han pronunciado los líderes del PSC y de Catalunya en Comú Podem. Miquel Iceta utilizó la carta del recuerdo de la transición y Xavi Domènech tendió la mano a los independentistas para ampliar mayorías. Pese al intento de calmar el torbellino en el que se encuentra el 'Procés', los otros grupos políticos no han recibido la propuesta con demasiado interés.

El PSOE se desmarca del independentismo

El líder del PSC, Miquel Iceta, hizo estallar todas las alarmas en Ferraz al sugerir que la mejor opción para Cataluña era un "gobierno de concentración, con presencia de todos los partidos". Las líneas de actuación del nuevo ejecutivo tendrían que estar regidas por “el cumplimiento de la ley y la recuperación de las instituciones”. Este acercamiento no sentó bien a los altos cargos del PSOE, que salieron a desmentir cualquier posible pacto con los partidos independentistas. Adriana Lastra se aseguró de que su posición quedara clara, declarando que “el independentismo es insolidario y excluyente”. También recordó que el mismo Iceta ya había recalcado que el pacto era “inviable”, debido a la falta de apoyo de la mayoría independentista. Tampoco fue secundada la opción de Xavi Domènech (CatenComú). José Luis Ábalos, secretario de organización del PSOE, no dudó en atacar a  los comunes, acusándoles de terminar siempre del “del lado de los independentistas”.

Transversalidad e independientes

El grupo de los comunes plantearon otra propuesta para derribar el bloqueo en el Parlament, en sintonía con la de Iceta. Su número uno pidió un gobierno “amplio y transversal” que tendría que estar compuesto por “personalidades independientes que representen las sensibilidades democráticas más diversas”. El nuevo ejecutivo catalán propuesto por Domènech pivotaría sobre cuatro pilares indispensables: la recuperación de las instituciones y el fin del 155, el final de la judicialización y la libertad para los presos, un plan de choque contra la desigualdad y amplios acuerdos para un estatus político de Cataluña. Además, han mostrado su sintonía con el PSC votando a favor de todos los puntos de la resolución “para el diálogo y la reconciliación”, presentada por los socialistas.

155 razones para decir no

Los partidos independentistas no olvidan lo sucedido el 27 de octubre en el Senado. La aprobación de la aplicación en Cataluña del artículo 155 de la Constitución Española alejó, más si cabe, las posiciones entre el entonces gobierno catalán y los socialistas. Pese a la falta de acuerdo entre los tres partidos para investir a un presidente, tienen claro que ni la proposición de Iceta ni la de Domènech están sobre la mesa.

La CUP ya complicó  la posible investidura de Jordi Turull y de Jordi Sánchez. Para ellos el único presidente legítimo es Carles Puigdemont y su acción de gobierno debe ser la de implantar la República de CatalunyaJunts per Catalunya y ERC tampoco han querido aceptar la oferta de PSC y los comunes. Los republicanos han cerrado filas en torno al gobierno entre ellos y la coalición de Puigdemont. Pere Aragonés (ERC) se ha mostrado “satisfecho de que los comunes estén en esta línea de querer encontrar una solución", pero ha dejado los posibles pactos con su formación para más adelante.

La mirada, en los presupuestos generales

El Partido Popular y Ciudadanos siguen mostrando su sintonía tanto en el Parlament catlán como en el Congreso de los Diputados. En Cataluña la última acción impulsada por el partido naranja ha sido el intento de hacer dimitir al President del Parlament, Roger Torrent. En plena tentativa de acercar a los dos bloques, el partido mayoritario en la cámara animó a Torrent a dejar su puesto en busca de la “neutralidad institucional”. La iniciativa solo fue apoyada por los populares e incluso el PSC les dejó solos.

Ninguna de las dos formaciones quiere un pacto con los responsables de la DUI i el 1-O. Los populares llevan en conflicto con ellos desde el giro independentista de Artur Mas, mientras que el partido de Albert Rivera se ha mostrado frío con cualquier formación nacionalista desde su creación.

Con los dos bloques enrocados en sus posiciones y sin querer oír hablar de consenso entre distintas formaciones, el futuro de Cataluña parece no pasar por un gobierno de concentración. Las dos opciones que quedan sobre la mesa son un pacto entre las tres fuerzas independentistas o la repetición de elecciones, cosa que constataría otro fracaso más en la política catalana.

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