Tras cuatro años de proceso creativo, de acumulación de vivencias y sensaciones se produce el reencuentro de Luz Casal con su público a través de un nuevo trabajo original que llega con el título de Que corra el aire, once canciones que como ha declarado la cantante son absolutamente representativas de su ser artístico y vivencial.
El disco grabado y mezclado en su totalidad en España ha sido producido por Ricky Falkner, que ha contado con la participación creativa de músicos brillantes como Jairo Zavala (Depedro), Diego García y El Twanguero, que han conseguido dotar al mismo de ese sonido del rock de siempre que encaja a la perfección en la tan poderosa fuerza como la delicada dulzura de Luz Casal.
En cada canción se detecta que Luz se encuentra muy cómoda y satisfecha con este reencuentro creativo, porque han pasado por ese proceso de exigente criba que realiza una artista con tanta personalidad y grandeza como ella. Luz Casal deja que sus canciones crezcan o mengüen con el tiempo, y ese poso temporal de realidad acabó mostrándole el camino de selección de las mismas:
Que corra el aire, es una bocanada de aire que entronca con el pasado de Luz y su presente, es el que da el título al disco, un placentero regreso a casa, el calor acogedor, el refugio, pero a su vez la representación creativa y musical de una perentoria necesidad de aire fresco, renovación y nuevos pensamientos.
Miénteme al oído, con Yadam como coautor y compositor a diferencia de lo que se pueda pensar no solo constituye una canción de amor, sino que Luz consigue dotar al tema de una ambigüedad suficiente como para ser interpretada y comprendida de maneras distintas.
Días prestados, es una clara invitación al destierro de todos aquellos pensamientos fútiles, aquellas cosas superfluas que solo sirven para perder el tiempo. Ese tiempo irrecuperable del que hay que aprovechar cada instante, cada momento.
Lucas, es una de esas canciones a las que le tiempo hace cobrar todo su sentido, pues posee ese poso vivencial de las horas, los días, los meses y los años a través del sentimiento de una madre hacia su hijo. Un amor puro descrito en un libro, la de su presencia en la vida cotidiana que acaba convirtiéndose en canción y recuerdo.
Volver a comenzar, compuesta por Conchita y Pablo Cebrián enamoró a Luz nada más escucharla y con la intención de que creciera aún más de lo que ya era, fue matizada tanto por ella como por sus autores alterando su desarrollo e incorporando unas voces y unos retazos sonoros de cuerda con los que cobra una altura sensacional.
Quise olvidarte, compuesta por Cristina Plaza es un tema que aborda la dependencia que crea el amor, ese excesivo apego que aprisiona por el que se siente tanta pasión a la vez que opresión, que en el sello y la capacidad interpretativa de Luz, que la canta con desplante e ironía cobra otra dimensión.
Con Meu pai, Luz Casal ha querido dar continuidad a aquel otro tema llamado Entre mis recuerdos, que en su momento dedicó a su padre. Es sin duda un tema que significa mucho para Luz, pues es el proceso vital experimentado del profundo dolor inicial por la ausencia hasta el recuerdo sin pesar por la pérdida, la paz de un amor de asimilación y eterno agradecimiento.
Tanto ruido, es en cierto sentido una protesta, una respuesta, un tremendo no a la tormenta de estímulos vacuos con los que torpedean la capacidad de pensamiento y libre elección en la vida diaria. El derecho a elegir la propia vida y la conveniencia a veces de ser un perro callejero libre y sin amo, ante otro tipo de opciones que coartan el libre desarrollo de los seres humanos.
La única verdad, va de frente y como tal es el tema en el que según ella ha invertido mayor trabajo, pues desde que captó la idea que le transmitió Eladio Santos comprendió que tenía que emprender un pausado camino creativo en busca de la pura esencia de la verdad.
Morna, es un viaje por la melancolía de los exiliados de Cabo Verde, del vuelo de la imaginación de estos, que a través de la noche y a la voz de la Luz de un faro imaginario expresan sus sentimientos.
Amores, cierra el disco y es una canción In Memoriam, homenaje a una inmensa artista como lo fue Mari Trini. Algo que tenía pendiente, pues Luz Casal en su momento no solo pensó que merecía una canción, sino todo un disco entero. Por ello, por lo bello y lo intenso del tema se identifica en ella que Luz ha querido hacer una sola canción no solo todo un disco sino toda una vida, la de una artista y una mujer apasionante, que dejó una enorme huella tanto en el prisma vital como artístico.
De esta forma Luz –que siempre estuvo presente- hace efectivo su reencuentro con temas originales y una gira que se dilatará por espacio de nueve meses, dando comienzo el 16 de marzo en Avilés y concluyendo el 16 de diciembre en el Wzink Center de Madrid. Por todo ello, por estas once canciones, el ansiado reencuentro con Luz constituye uno de los momentos más esperados por todos aquellos que quedaron atrapados por la personalidad de la artista, sus vivencias, su imaginación, sus sentimientos. Su inconfundible sello, la siderurgia de su sonido, la sedosa y desgarradora suavidad de su voz, la elegancia, el tempo. El tiempo sin Luz, que con tanta Luz regresa, para demostrar que en realidad cuatro años solo constituyen un segundo en cuanto empieza a correr el aire y a sonar el disco…
