El cuarto álbum en solitario de Amaia Montero se encuentra en la plataforma de salida, el regreso de la cantante que acumula un bagaje artístico tras 20 años de carrera, se ha hecho efectivo con el lanzamiento del primer single Nacidos para creer. Para su nuevo proyecto Amaia ha depositado nuevamente su confianza en el productor Martin Terefe, que ya se encargó de su anterior trabajo musical.
Nacidos para creer ha sido grabado y producido en los estudios londinenses Kensaltown Recording. Tanto en la creación literaria del single como de varios temas del álbum ha intervenido el escritor Benjamín Prado, amigo personal de Amaia que ya ha dejado el sello de su pluma con otros ‘amigos’ artistas.
Precisamente el escritor ha expresado su opinión respecto a la propuesta de Amaia, a las sensaciones que le produjeron la melodía de la canción. Prado la calificó como avasalladora, emocionante, sutil y feroz a un mismo tiempo. Un contundente viaje musical que precisaba según el escritor el desarrollo literario necesario para estar a la altura de la misma y convertirse en un himno, pues Benjamín considera que todo single debe atrapar, secuestrar, invadir y seguir a todas partes al que lo escucha. Nacidos para creer es como un espejo en que al mirarse se ve uno mismo, es por tanto la bandera de la luna del disco que se avecina.
Un tema en el que posiblemente se muestra a la mujer, a aquella que va más allá de los focos y los aplausos, más allá de la artista. En aquella mujer se descubre a un ser humano que no es muy diferente al resto, inseguramente perfeccionista, hipersensible como todo creador puro, con los dos perfiles que todo hijo de vecino posee. Quizás por ello, porque Prado la conoce tan bien Nacidos para creer puede y debe convertirse en un espejo en el que poderse mirar. Y es que en él está la diversión, la melancolía, la felicidad, la tragedia, la traición, la lealtad, las cumbres y los infiernos…
Esta canción no da otra opción al que la escucha que oírla de nuevo, porque ofrece esa diversidad de rostros, la radiografía y el desnudo interior de la persona, las idas y venidas ajuste de cuentas y también tributo, un sincero agradecimiento para aquellas personas que están al lado de aquel que lo necesita independientemente del punto del camino – arriba o abajo- en el que se encuentre.
Por tanto con la forma tan característica y el sello personal que la voz de Amaia Montero le aporta, con esa delicadeza, rabia e ironía con la que trata el tema, acaba culminando el objetivo de llegar al público como el himno que proyecta ser. Un tema para dejar huella, para los que pisan fuerte, para hacer saltar y primera avanzadilla de un disco que según Benjamín Prado será inolvidable.
