Han pasado ya más de dos años desde aquel 25 de mayo de 2015, en el que Manuela Carmena y Ada Colau hicieron historia , ya que por primera vez, los partidos tradicionalmente hegemónicos perdían el poder en sus respectivas ciudades y dos partidos totalmente nuevos “Ahora Madrid” y “Barcelona En Comú” se hacían con las alcaldias de las dos ciudades más grandes de España en términos poblacionales y de PIB.
Tras dos años de gobierno, Carmena y Colau han recibido una cantidad innumerable de críticas y están siendo juzgadas por los problemas que han llevado al debate político y por las políticas que quieren llevar a cabo para solventarlos, sobretodo de carácter medioambiental ya que ambas pretenden reducir la contaminación que hace ya tiempo que ha superado los límites establecidos por Bruselas.
Ante la pasividad del gobierno español para reducir la contaminación, los ayuntamientos han puesto sus respectivos programas en marcha dentro del límite de sus competencias y el ámbito de actuación para intentar que los niveles de polución se vean reducidos en las zonas más transitadas y contaminadas de las correspondientes ciudades.
Toda decisión política siempre conllevará unas consecuencias, tanto positivas como negativas, que no van a satisfacer en ningún caso a la totalidad de la población. Y esto es lo que ha ocurrido en Madrid y Barcelona, ya que parte de la población, sobretodo por parte de los sectores más liberales, creen limitada su libertad ante las políticas que pretenden implementar.
Para reducir los niveles de CO2, han reducido la velocidad máxima de aquellas zonas más transitadas, provocando así una mayor seguridad ciudadana y una mejora de la calidad del aire, van a ampliar el servicio de bicicleta público y así los carriles por donde moverse con ellas, van a conectar los aparcamientos que se hallan lejos de las zonas céntricas con transporte público para que aparcar en las afueras de la ciudad deje de ser un inconveniente, promocionar el carsharing, regulación semafórica favorable al transporte público y promover los medios de transporte no motorizados.
Más allá de la lucha contra el cambio climático, es importante destacar la manera como han conseguido hacerse con el poder, la forma de hacer política. A través de asambleas plenamente democráticas donde no había una jerarquía previamente establecida y la cooperación y comunicación era puramente horizontal; otra forma de hacer política que ha conseguido estabilizarse en el escenario político actual.
Aún así, no creo que la lucha por la mejora del medioambiente sea el único tema importante de sus gobiernos; también destacar la reducción del déficit público en el caso de Manuela Carmena y de Ada Colau la lucha por evitar la masificación turística.
Desde la llegada de la alcaldesa madrileña a la alcaldía, ha reducido la deuda un 36,3%, sin ver recortados los servicios públicos, es más, incrementándolos, mejorándolos y remunicipándo aquellos que eran gestionados por operadores privados. Claro ejemplo, como el servicio funerario que fue privatizado el 1992 por el PP, apertura de comedores sociales en verano, y ampliación del servicio de limpieza de la ciudad, uno de los mayores problemas de la ciudad, donde prevé incrementar la plantilla de barrenderos entre 650 y 800.
En teoría, al verse incrementados los servicios públicos, debería provocar un aumento del gasto público pero no ha sido así, ¿como es posible?. La respuesta es fácil, el clientelismo y el derroche público han dejado de ser la hoja de ruta del Ayuntamiento.
En el caso del Ayuntamiento de Barcelona quizá los números no son tan favorables, pero aún así es importante destacar un nuevo problema al que se ve sometido la ciudad, el turismo. Bien es verdad, que dicho sector genera miles de puestos de trabajo, pero esto ha provocado un encarecimiento de los precios de alquiler, ya que las agencias prefieren alquilar viviendas y apartamentos a turistas por un corto plazo de tiempo, antes que a los habitantes de Barcelona ya que así generan más beneficio, pero este no es el único problema, se le suma que las famílias más vulnerables se ven obligadas a abandonar el barrio para vivir en otro que le sea más asequible económicamente, a este proceso se le llama gentifricación.
Los comunes ya han actuado respecto al problema sancionando a empresas como Airbnb ya que agencias como estas publicitan pisos turísticos ilegales que no cumplen con los requisitos necesarios por el alquiler.
En ningun caso estoy diciendo que el turismo sea malo, pero no puede negarse que genera poco valor añadido, está mal remunerado y es poco productivo; una alta dependencia al sector terciario puede conllevar graves consecuencias al país. Lo que si veo necesario es una transformación del modelo de ciudad, ya que no son pocos los que consideran el turismo como problema.
En política, generar controversias y identificar los problemas puede ser fácil, lo complicado es encontrar el consenso suficiente entre los partidos y la población respecto a la manera en como solucionar los problemas que nos afectan a todos, ya que siempre habrá personas que antepondrán sus propios intereses al del bien de la sociedad. Años de conflicto y debate político se avecinan.