Vuelve Keanu Reeves con una película que recuerda a aquellas típicas de Jason Statham. Vuelve el hombre del saco, vuelve el insensato que apuñala al diablo por la espalda. Vuelve la venganza, los hoteles, la formalidad y el código entre asesinos. Y sí, vuelve también el perro.
Todo esto tiene dos consecuencias inmediatas. La primera es que si no te gustó 'John Wick' carece totalmente de sentido que vayas a ver la segunda parte. La segunda es que si te gustó aunque fuera un poquito la primera cinta, no puedes perderte la continuación.
'John Wick: Pacto de sangre' supone además poder volver a disfrutar viendo a Keanu Reeves y Laurence Fishburne juntos en la pantalla. También es cierto que la presencia de este último junto a la trama de la que forma parte queda en un inmerecido segundo plano. Aun así, otra similitud respecto la trilogía de 'Matrix' es la constante presencia de los enfrentamientos cuerpo a cuerpo (sin dejar las armas de fuego de lado) y las buenas coreografías de estas. Esta cinta por su parte tiene un toque más fuerte y muestra más que las cintas de las hermanas Wachowski.
De lo más destacable del largometraje es la relación que tiene el protagonista con todas y cada una de las personas (que no son pocas) que intentan acabar con su vida a lo largo de la película. Sería interesante contabilizar a cuantas personas mata John Wick entre las dos películas.
La cinta adolece de momentos íntimos, no se ahonda en la personalidad de casi ningún personaje (ni siquiera en la del protagonista) y no se explora en exceso ninguna relación de amistad o amor. Aunque, claro, lo más probable es que sea algo intencionado y estos terrenos no fueran el objetivo de director y guionistas en ningún momento.
En este sentido la película puede llegar a ser algo exclusivista, lo cual puede influir a la hora de llegar a un gran público. Sin embargo, sabe cuidar a sus seguidores más fieles y también captará a los adeptos al cine acción.
Lo mejor: Ruby Rose. Tanto el personaje bien construido como la buena interpretación de la actriz conocida por 'Orange is the new black' contribuyen a la generación de una villana a la que nadie le molestará ver en pantalla (y no solo por su atractivo físico). Las escenas que comparten Rose y Reeves, aun siendo demasiado escasas son de las de más alto nivel de la película.
Lo peor: la trama de la mujer. Ya en la primera película fue un tira y afloja donde en un principio te lo presentan como algo fundamental y cae en el olvido en el resto de la película. Aquí vuelven a caer en el mismo error presentando este hecho como la clave de la vida de John Wick pero dejándolo sin desarrollar en toda la película. Al final ni lo explotan ni pasan de él, una mala combinación para maltratar una historia con mucho que decir y que aportar a una hipotética tercera parte.