En las últimas semanas todos los medios de comunicación escribían sobre la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela de asumir las competencias legislativas de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición. Esta crisis aumentó la incertidumbre política acerca de que pasará en ese país y hizo que todos nos llevaramos las manos a la cabeza. Pero 48 horas después Nicolás Maduro revirtió la decisión del TSJV, admitiendo la irregularidad de ésta y reconociendo la Asamblea Nacional. Esa noticia no tuvo tanta repercusión en nuestro país.
La verdad es que la oposición venezolana y los medios en España no han parado de usar el término "golpe de Estado" y eso no ayuda a la comprensión veraz de la situación. Este término debería ser definitivo, pero la oposición lo usa constantemente, al igual que los medios de aquí. La no aceptación por parte del gobierno del referéndum revocatorio el pasado mes de octubre bastó para que Capriles, gobernador del Estado de Miranda y miembro de la oposición, llamara al ejército para "defender" la constitución frente a un golpe de Estado. La sentencia del TSJV, pese a su anulación 48 horas después, también fue llamado golpe de Estado. ¿Realmente es una dictadura? ¿Una dictadura necesita dar golpes constantemente?
Ciertamente Venezuela goza de una calidad democrática muy pobre. La corrupción y la pobreza no hacen más que ahondar en esta problemática. Pero hay que recordar que hasta el momento se han respetado todos los mandatos del pueblo Venezolano, desde las 14 victorias electorales de Chávez a la pérdida de la Asamblea Nacional en manos de la oposición el pasado año. La realidad es que las manifestaciones violentas en ese país son constantes. El pasado jueves 6 de abril se produjo una en apoyo a la Asamblea Nacional en la cual hubo 19 heridos y 30 detenidos.
Nuestros expresidentes del gobierno Felipe González y, sobre todo, Rodríguez Zapatero estan actuando como mediadores entre gobierno y oposición para que se pueda encontrar una salida democrática a la situación de estancamiento entre ambas partes. Eso puede ser útil y positivo para mejorar su situcación. Lo que seguro que no es útil es el constante intento de sacar rédito electoral de la situación en Venezuela mediante escenificaciones de apoyo a la oposición.
El quid de la cuestión es que se usan las desgracias de un país soberano para hacer campaña en contra de Podemos. El nexo que usan es que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, entre otros, trabajaron para el gobierno de Chávez. En cualquier caso en el 2018 se verá de verdad si el pueblo venezolano sigue apostando por Maduro, o le da una oportunidad a la oposición.