La salida del Reino Unido de la Unión Europea, tras la celebración del referéndum el 23 de junio del pasado año, es un hecho político que ha hecho temblar la organización política desde la creación de la Comunidad Económica Europea el año 1957. Es la primera vez en la historia que un integrante decide abandonar de forma unilateral la coalición política que conforman los diferentes países en Europa.
60 son los años que lleva la Unión Europea desde su creación, un periodo caracterizado por el crecimiento económico, cooperación entre países y de una relativa estabilidad. Y digo relativa estabilidad, porqué también ha habido alguna crisis económica que ha afectado negativamente al territorio y a la población, como lo hizo la crisis del petróleo en 1973, que provocó un colapso en la actividad económica y como consecuencia la crisis del estado del bienestar y el auge de los neoliberales y la aplicación de sus políticas caracterizadas por la no-intervención del estado en la economía de mercado.
Bien es verdad que no todas las crisis han tenido la misma intensidad que con la que lo hizo la crisis financiera que se originó el año 2008 con el estallido de la burbuja immobiliaria. La peor crisis económica de la historia.
David Cameron, ex-primer ministro fue el que propuso el referéndum sobre la salida de la UE, al responder las demandas del sector más euroescéptico del partido y prometió llevarlo a cabo antes del 2017 si salía vencedor en las elecciones del 2015, y así lo hizo. David Cameron al ser partidario del Remain no tuvo más opción que la de dimitir al ver los resultados, no podía llevar a cabo un proceso en el que no creía.
Los resultados del referéndum generaron controversia a nivel internacional; aunque el resultado global fuera de 51,9% de BREXIT y el 48,1% REMAIN, incluso se llegaron a recoger firmas para la repetición de este, ya que un amplio sector expresaba su descontento con el resultado. Más allá de eso, lo más conflictivo fue que el resultado en Escocia fue del 62% que optó por quedarse y actualmente la ministra escocesa Nicola Sturgeon lucha para que se convoque un referéndum de independencia antes que las negociaciones entre Reino Unido y la UE queden finalizadas. El actual gobierno de Theresa May tiene duros retos a los que hacer frente en los próximos años.
Para que la salida de la Unión Europea sea efectiva, debe activarse el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea. Primeramente debe notificarse la intención de abandonar al Consejo Europeo que proporcionará las directrices para la celebración del acuerdo. Los tratados dejarán de aplicarse a los países que realicen dicha solicitud, así bien se abrirá un proceso de negociación de 2 años entre el Reino Unido y la Unión Europea sobre el tipo de relación que van a mantener en los distintos aspectos que hasta el momento compartían.
Las consecuencias del BREXIT para el Reino Unido y la UE aún están por ver, ya que el proceso de negociación no ha empezado. Todo dependerá de la postura por la que opten y de la capacidad de negociación de uno y de otro.
Las previsiones más realistas predicen que el PIB del Reino Unido se verá levemente reducido ya que algunas empresas, sobretodo las más grandes, intentarán moverse a otro país de la UE para que las condiciones les sean más favorables al comercio, ya que es más que probable que el Reino Unido instaure barreras arancelarias al comercio, esto comportaría mayores costes para las empresas que desearan exportar. Respecto a la libre circulación de personas, bien es verdad que actualmente ya está restringida la entrada en el Reino Unido, y si le sumas el BREXIT las condiciones serán aún más complejas.
Respecto a la Unión Europea la perdida de cohesión y fortaleza de la organización es la primera consecuencia clara del BREXIT han mostrado debilidad por primera vez en 60 años. En el tema económico, la UE pasará a recibir menos dinero en el Fondo Social Europeo ya que Reino Unido era un gran contribuyente y eso provocará una capacidad menor para gestionar.
Tras el BREXIT la incertidumbre está presente, ya que no se sabe si otros países tomarán ejemplo, y por tanto, las oleadas de la extrema derecha irán a más. Bien es verdad que en muchos países europeos los partidos euroescépticos y xenófobos están obteniendo representación, pero no tan elevada ni con tanta fuerza como la puede tener el Reino Unido.
Ante esta situación, la Unión Europea debería reflexionar sobre las políticas a seguir aplicando, ya que las aplicadas hasta el momento, han demostrado ser ineficaces ya que la clase trabajadora ha visto como su poder adquisitivo se iba reduciendo, los salarios seguían sin aumentar y la desigualdad económica no paraba de crecer en sus países. La población, cansada de los partidos tradicionales ha optado por dar apoyo a estas alternativas.