El reencuentro y el recuperar todo el tiempo perdido. De esta premisa parte el film del debutante Lino Escalera. Un drama que va a lo terrenal y a emocionar con una historia verdadera en la que se nos demuestra que tenemos que aprovechar todas las oportunidades que tengamos.
Desde la primera escena, el espectador sabe que está visionando una cinta en el que el miedo a decir adiós se apodera a los protagonistas y en el que Juan Diego empieza a hacer carrera para los Premios Goya del año que viene.
En “No sé decir adiós”, el universo femenino juega un papel fundamental, relatado como pocas veces se ha hecho en el cine. El personaje de Nathalie Pozas es bastante complejo y experimenta un montón de cambios, pasando de una alegría delirante a un miedo terrible a la pérdida entre escena y escena. También es muy interesante el poder contemplar el contraste entre las hermanas en el film, Lola Dueñas y Nathalie Pozas. Personalidades que no tienen nada que ver, que han desaprovechado su vida familiar y que ahora están dispuestas a recuperar todo el tiempo perdido.
Hay algunas escenas un poco largas y que le restan agilidad al producto final, como la del principio, que no le hace justicia al resto de la película, puesto que se presenta como una comedia cuando, realmente, es un drama profundo y que sabe tocar el alma y ahondar en algo tan complejo como es la emoción humana.
El resultado es un largometraje hermoso con una buena idea, aunque cuenta con muchas irregularidades y que no la hacen brillar con la fuerza que se merece.
Valoración: 3/5
Lo mejor: Las brillantes interpretaciones de Juan Diego y de Nathalie Pozas
Lo peor: Las escenas en el coche son muy largas y algunos diálogos restan calidad al producto final