Crítica de "Moonlight": emoción en estado puro
Foto: fotogramas.es

“Moonlight” se presenta como una historia novedosa que puede recordar en algunos aspectos a “Boyhood” (2014), aunque su argumento no tiene nada que ver, puesto que la película de Barry Jenkins cuenta la construcción de una identidad a través de un drama social en el que se tratan muchos temas que hacen de este film una joya con igualdad de brillantez en todas sus piezas.

La originalidad del film encabezado por Mahershala Ali radica en su forma en la que está contada, en su perfecta ejecución. “Moonlight” es de esos largometrajes que, si no fuese por la fuerza de los Oscars, jamás habría llegado a nuestro país, tal y como pasó con la ópera prima de su director, “Medicine for Melancholy”, inédita en España.

Pese a ser una obra pequeña, con bajo presupuesto y con actores poco conocidos, Barry Jenkins logra hacer una cinta inmensa que sobrepasa la pantalla y que logrará emocionar y hacer sufrir al público. La historia que plantea es bastante dura, pero su director evita caer en el sensiblerío. En su lugar, nos regala una pieza audiovisual con una gran belleza y planteando una historia que no muchas veces se ha visto en el cine.

Se dice que “Moonlight” es una especie de “Boyhood” negro y gay, cuando en realidad es mucho más que eso. Quizá no llegue a la brillantez del drama de Richard Linkater, pero no le hace falta. La película es detalle, pasión, una experiencia emocional única y en la que no te vale de nada saber su argumento, puesto que lo que logra transmitir es mucho mayor de lo que cualquier papel puede impregnar.

Con el paso del tiempo puede convertirse en una obra maestra. Es una pena que surjan pocos largometrajes así. “Moonlight” ha conseguido que se haga muy larga la espera del siguiente proyecto de Barry Jenkins. Quizá, su propuesta minoritaria no le juegue a su favor en los Oscars, pero no importa. El film ha superado con creces todas las expectativas. No dejes que te la cuenten y ve a verla al cine.

Valoración: 4,5/5

Lo mejor: las brillantes actuaciones y su delicadeza

Lo peor: que por su dureza solo pueda llegar a un público muy minoritario

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