Después de la premiada y brillante “The Imitation Game” (2014), el nuevo trabajo de Morten Tyldum prometía ser uno de los largometrajes del año con el actor y la actriz del momento, Chris Patt y Jennifer Lawrence.
“Passengers” es de esos filmes de los que es complicado hablar sin caer en el spoiler. En el tráiler, se nos presenta como una obra que esconde muchos secretos y con una gran capacidad de intriga. Sin embargo, la cinta no tiene ningún misterio. Desde que, en los primeros minutos, se sabe que es lo que ha unido a Lawrence y Patt, el largometraje se va hundiendo en el aburrimiento más profundo. El director partía de unos espectaculares efectos especiales y de un buen material, que se podría haber arreglado si la narrativa se hubiese construido de otra manera.
Uno de los principales problemas de la película es la escasa química entre la pareja protagonista. Jennifer Lawrence ha demostrado ser un diamante en bruto y una de las mejores actrices desde que apareció en “Winter Bones” (2010), aunque esta vez no brilla con la fuerza a la que nos tiene acostumbrados. Ninguno de los dos es capaz de atravesar la pantalla y consiguen que el espectador eche de menos más acción y más protagonistas.
“Passengers” se presentaba como un filme novedoso dentro de la ciencia ficción cuando, probablemente, sea el peor largometraje de este género que se ha estrenado en 2016. En lugar de esto, el último trabajo de Morten Tyldum es una historia de amor ñoña al puro estilo “Crepúsculo” o cualquier saga teenager, con pocas emociones y con un final que ni siquiera sorprende. Su director pretendía hacer una especie de “Titanic” (1997) en el espacio, pero, en su lugar, ha conseguido que los filmes protagonizados por Kristen Stewart y Robert Pattinson sean una maravilla en comparación.
Valoración: 2,5/5
Lo mejor: Sus espectaculares efectos especiales y su planteamiento inicial.
Lo peor: Que una buena película de ciencia ficción se acabe convirtiendo en una historia de amor imposible.