Muchas veces se dice que el cine comercial no es de calidad y que está hecho con la mera finalidad de entretener. Esto no tiene por qué ser siempre así, y “Aliados” es una buena muestra de ello.
Robert Zemeckis vuelve a dirigir después de la correcta pero poco ambiciosa “The Walk” (2015). En esta ocasión, el director nos lleva hasta la II Guerra Mundial para contarnos una historia de pasión, de amor y de incertidumbre.
Pese a que su arranque es algo lento, “Aliados” tiene un ritmo frenético y consigue enganchar a todo tipo de espectador. El filme es una mezcla de películas ambientadas en la guerra con historias de amor que parecen muy bonitas, pero que en el fondo son complejas.
El largometraje funciona, en parte, gracias a la excelente química que hay entre sus dos protagonistas, Marion Cotillard y Brad Pitt, quienes derrochan pasión en todo momento. El espectador es consciente de la evolución de los personajes, de cómo la historia avanza y va ganando interés en cada momento. Lo que hace que “Aliados” sea buena no es la originalidad de su propuesta ni su historia, sino que lo brillante es la forma en la que está contada.
Robert Zemeckis vuelve a hacernos emocionar y nos trae el que, probablemente, sea su mejor film en el siglo XXI.
Los efectos especiales que aparecen a lo largo de la película están muy bien conseguidos y, sin duda, se convierten en un punto más a favor de este trabajo. Los 124 minutos que dura “Aliados” son muy fluidos, y no provocará el aburrimiento del espectador en ningún momento, puesto que tiene un buen ritmo que va aumentando en cada escena y que culmina con unos diez últimos minutos brillantes. Sin duda, una obra muy recomendada para quienes piensan que no hay nada más allá del cine independiente.
Valoración: 4/5
Lo mejor: La excelente química entre Brad Pitt y Marion Cotillard.
Lo peor: Una cierta falta de ritmo en sus primeros quince minutos.