Matteo Renzi dice adiós a su cargo de primer ministro. El mandatario italiano ha visto cómo sus intenciones de modificar la Constitución han quedado reducidas a cenizas después del rechazo de la ciudadanía italiana. Finalmente, el referéndum, que él mismo había considerado casi como plebiscitario, se ha vuelto en su contra y ha decidido dimitir de su cargo. El exalcalde de Florencia sigue así el camino de su homólogo británico David Cameron, que dijo adiós tras el sí de Reino Unido al brexit.
Las encuestas ya predecían la probable derrota de Renzi. Ahora, no solo son un presagio. También es una realidad. Los italianos se han movilizado en masa para expresar su posición en torno a estos cambios. Casi un 70% ha ejercido su derecho a participar. Y la mayor parte lo ha hecho para rechazar la propuesta.
Ya desde un primer momento, los sondeos posteriores al cierre de urnas, realizado a las 23:00, indicaban el revés para el líder del Partido Democrático, de centro-izquierda. No mucho tiempo después, con los resultados finales oficialmente confirmados, se confirmaba el mal presagio para Renzi. Él mismo, pasada la medianoche, ha comparecido para reconocer su derrota y anunciar su marcha. Para ese momento, ni siquiera se había llegado al 50% del escrutinio. La victoria del "no" era, de todos modos bastante clara. Sobre las 0:30, aventajaba en casi 20 puntos al "sí" (59,5% frente al 40,5%).
En parte, la consulta también se ha tomado como una forma de medir el poder del populismo. Desde algunos puntos, se ha asociado el "no" a la reforma como un triunfo del populismo. Partidos como el "Movimiento 5 Estrellas" del cómico Beppe Grillo, o Forza Italia, de Berlusconi, se han opuesto rotundamente.
Por ello, son muchos los que piensan que Italia se ha jugado mucho más que un cambio legislativo. La dimisión del primer ministro parece haberles dado la razón. De hecho, es posible que esta situación acerque a Grillo al principal puesto del ejecutivo. Esta opción se teme desde varios frentes, especialmente Bruselas. El líder de la formación había prometido realizar un referéndum sobre el Euro en caso de llegar al poder.
El mayor cambio en 70 años, frustrado
Los italianos estaban llamados a las urnas para cambiar algunos de los aspectos más importantes de su Constitución. En concreto, 46 de 139 artículos de la Carta Magna se verían afectados. El más llamativo de todos es la pérdida de poder del Senado, que pasaría a ser una "Cámara de Regiones y Municipalidades". Su aprobación dejaría de ser necesaria para aprobar leyes salvo en caso de tratados internacionales, revisiones de la Constitución, referéndums populares e incompatibilidades. Además, el número de miembros quedaría reducido de 315 a 100.
No obstante, Renzi había puesto en juego muchas más variaciones. Se cambiaría la ley electoral, habría más facilidades para la aprobación de propuestas de ley realizadas por el ejecutivo, se centralizarían algunos poderes y se suprimirían las provincias.
En cualquier caso, todo ha quedado en nada. La derrota ha sido contundente y su marcha, inevitable. Ahora, Italia parece abocada a entrar en una incertidumbre política que no le es ajena. No en vano, en las últimas siete décadas, la media de tiempo de cada gobierno apenas supera el año.