El largometraje cuenta la historia de Florence Foster Jenkins, una heredera neoyorquina que se convirtió en cantante de ópera a pesar de su nulo talento musical. El film pretende que, a través del relato, logremos empatizar con la protagonista a la vez que nos reímos con los múltiples momentos cómicos del metraje.
Su principal éxito radica en Meryl Streep, tan estupenda como siempre y que, una vez más, demuestra que puede interpretar a cualquier tipo de personaje, reafirmándose como una de las mejores actrices que ha existido nunca. En esta ocasión, la estadounidense cambia de registro en numerosas ocasiones, haciendo mucho más creíble el personaje y consigue algo que, aunque parezca sencillo no lo es en absoluto: cantar mal cuando sabemos que Streep canta muy bien, como así lo demuestra en la escena final de la cinta.
El gran descubrimiento del último trabajo de Stephen Fears es Simon Heldberg, al que estamos acostumbrados a ver como Howard Wolowitz en la comedia televisiva “The Big Bang Theory”. El actor interpreta al pianista de Florence y aporta momentos muy divertidos al largometraje gracias a una construcción excelente de su personaje y que está a la altura de Streep. Sin duda, su papel no debería pasar desapercibido y tener una oportunidad tanto en Los Oscars como en Los Globos de Oro.
“Florence Foster Jenkins” cuenta con una realización y una puesta en escena impecables, además de una buena fotografía y de su majestuoso vestuario. También, la película es una oda a Nueva York, apareciendo en pantalla los puntos arquitectónicos y culturales más destacados de esta ciudad.
A pesar de lo divertido que puede ser escuchar a Meryl Streep desafinando sin parar, las escenas musicales se hacen demasiado largas y un poco repetitivas. Además, el film se hace algo largo en su tramo final, por lo que hubiera estado bien reducir unos minutos de metraje.
“Florence Foster Jenkins” no es un trabajo perfecto, pero sí bastante correcto y pensado para disfrute total del espectador.
Valoración: 3,5/5
Lo mejor: Meryl Streep y ver a Simon Helberg cambiar de registro.
Lo peor: se hace un poco repetitiva en su último tramo.