Ser feliz en la tristeza: crítica de 'Sing Street'
Ferdia Walsh-Peelo (Conor) y Mark McKenna (Eamon) | The Weinstein Company

Connor (Ferdia Walsh-Peelo) vive en un entorno en crisis. Su familia es un desastre y sus padres (Aidan Gillen y Maria Doyle) se encuentran al borde del divorcio. Por otro lado, la recesión económica que asola el país también le afecta directamente: sus padres ya no pueden seguir pagándole la educación. Tendrá que ir a un colegio público en el que no conseguirá encajar ni entre los alumnos ni con los profesores. Sin embargo, conocerá a una chica llamada Raphina (Lucy Boynton) y, para poder impresionarla, decide montar un grupo musical.

Al poco de comenzar la proyección, Sing Street parece ser una vuelta de tuerca sobre la historia de siempre, la formación de una banda. Algo sobre lo que el propio director, John Carney, ya ahondó en su anterior film, 'Begin Again' (2013). Sin embargo, la película coge todos los tópicos sobre este género para romperlos y ofrecernos algo que huele a nuevo.

Para empezar, la música. El grupo que Connor trata de montar no busca ser comercial con melodías pop-rock, si no que se lanza de lleno al rock alternativo de la época, con reminiscencias de Duran Duran, Joy Division o The Cure. De hecho, la banda sonora está plagada de éxitos de estos grupos. Las canciones que va componiendo Connor junto a su amigo Eamon (Marc McKenna) para Sing Street, el grupo que da nombre a la película, son muy pegadizas, y las letras van reflejando lo que el personaje va viviendo y madurando.

Otro acierto es la apuesta por el humor. La película ofrece un mensaje vitalista pero sin ser almibarado y tratando, como dice uno de los personajes en una escena de la cinta, de buscar la felicidad dentro de la tristeza. Su mensaje la convierte en un film adolescente muy maduro, perfectamente disfrutable por públicos de todas las edades, en la línea de otros como 'Las ventajas de ser un marginado' (Stepehen Chbosky, 2012) o 'Submarine' (Richard Oyoade, 2010).

El elenco está estupendo, destacando el debutante Ferdia Walsh-Peelo, que demuestra que sus dotes dramáticas no tienen nada que envidiar a las musicales y Lucy Boynton, quien pese a llevar sobre sus hombros el papel más difícil e interesante de la historia, lo defiende a la perfección.

La única pega que se le puede poner a la película es un ligero bajón de ritmo justo antes de comenzar el tercer acto. No importa, para entonces 'Sing Street' ya nos habrá conquistado.

Nota: 9 / 10

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