Todos los medios de comunicación y redes sociales están siendo colmados estos últimos días por los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Las diversas modalidades deportivas no paran de dar titulares de todo tipo: sorprendentes victorias, inesperadas derrotas, nuevos records… Sin embargo, ahora desde Cine VAVEL proponemos una noticia también sobre las Olimpiadas pero sobre cine.
El séptimo arte siempre ha bebido mucho de la realidad a pesar de ser capaz de representar la fantasía más absoluta. Así, ¿Qué pasaría si pudiera traspasarse esa línea de realidad/ficción? ¿Nadie nunca ha deseado practicar Quiddictch, o poder competir con las motos de luz de Tron en la vida real? Seguro que muchos cinéfilos no aficionados al deporte vivirían con gran expectación las Olimpiadas si los deportes integrantes fueran aquellos que tanto les han fascinado en la gran pantalla. Además, incluso los más deportivos se fascinarían de las posibilidades (casi) mágicas de competir más allá de lo de siempre.
Dejando a un lado la imaginación y los deportes actuales, es hora de crear unas Olimpiadas de los más cinéfilas y variadas. Estas serían las 9 modalidades deportivas de los Juegos Olímpicos del cine.
Quidditch
- De la saga Harry Potter -
El considerado mejor deporte inventado por el cine curiosamente viene de la literatura; eso sí, fue grande el mérito de convertir en imágenes (y qué imágenes) el deporte inventado por la escritora J.K. Rowling en los libros en los que se basan las películas. Para los más muggles, este deporte podría ser una mezcla de cricket (solo que con escobas voladoras), rugby y fútbol (solo que con varios tipos de balones).
Dos equipos de siete miembros que vuelan sobre sus escobas en un campo grande como de fútbol que cuenta en sus extremos con tres altos aros a modo de porterías. Los tres cazadores de cada equipo deben marcar gol en la portería contraria con un quaffle (una pelota parecida a la de fútbol), logrando así 10 puntos. Para aumentar el riesgo, hay dos golpeadores por equipo que batean las bludgers, unas pelotas locas que placan a los jugadores cual rinoceronte. Sin embargo, el rol principal del juego es el buscador, uno por equipo: justo antes de acabar el partido, es liberada la famosa Snitch, una pelotita dorada con alas por valor de 150 puntos. Míticos son ya los famosos piques entre Harry Potter (Gryffindor) y Draco Malfoy (Slytherin).
Este deporte levanta tantas pasiones que ha sido el más ha intentado trascender la ficción, ya que unos alumnos del Middlebury College en Vermont escribieron las reglas y fundaron la International Quidditch Association, con más de 300 equipos de 12 países diferentes. Como aún no han logrado el punto de las escobas voladoras, mejor quedarse con las trepidantes escenas de los films, como esta en la que Harry Potter debuta con Gryffindor.
Torneo de los tres magos
- De Harry Potter y el Cáliz de Fuego (Mike Newell, 2005) -
Desde uno de los films de la saga con más acción, llega el triatlón mágico. Mientras que en la película enfrenta a tres escuelas, en los Juegos Olímpicos cada país mandaría a su joven representante, independientemente de si es chico o chica (en la película se muestra que ambos poseen capacidades suficientes indistintamente del sexo). Tres pruebas que todos deberían completar con la mejor marca posible. Para empezar, algo tan sencillo como robarle un huevo de oro a un dragón; allá cada cual con su táctica (pociones, escobas voladoras…). Lo de que todos debían superar esta prueba no es mero formalismo, ya que el huevo dorado que obtienen contiene la clave para la segunda prueba: rescatar a uno de sus seres más queridos desde el fondo del Lago Negro. La dificultad ya no está solo en aguantar la respiración durante casi una hora, sino en que el trayecto está infestado de todo tipo de criaturas malévolas. Y para terminar, después de estos deportes más físicos, toca algo un poco más mental: resolver un laberinto. Llegar a la copa de los tres magos situada al final de este no sería algo tan difícil si no fuera por las constantes complicaciones oscuras del propio laberinto. Bueno, y ya si da la casualidad de que hay un señor oscuro que quiere volver a la vida como le ocurrió a Harry, la cosa se complica aún más…
Oscuridades a parte, sería todo un espectáculo mundial ver algo un despliegue como este para competir por la victoria.
Carreras de vainas/Podracing
- De Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma (George Lucas, 1999) -
La tan criticada segunda trilogía de la saga galáctica por lo menos dejó una aventura trepidante para el recuerdo. En aquel planeta de origen de Anakin “Darth Vader” Skywalker, Tattoine, era la mayor prueba de habilidad y osadía, que reunía a corredores de toda la galaxia. Básicamente los competidores eran alienígenas, pero el joven Skywalker demostró que con espíritu de jedi, esta carrera podía ser dominada por humanos, a pesar de la enorme peligrosidad de la prueba. En nuestro universo, sería como un rally por el desierto, sustituyendo el coche por el podracer, una pequeña nave con un poderoso motor de turbina que alcanza velocidades de vértigo.
Algo más asequible a nuestra realidad, que de hecho se puede probar en videojuego y que subiría la emoción de los JJOO. Al fin y al cabo, si un niño puede hacerlo, ¿Qué impide que Carlos Sainz corra tan bien como lo hace el pequeño Skywalker en esta demostración?
Motos de luz
- De la saga Tron -
Bastante en línea con el anterior deporte, las diferencias fundamentales son el cambio de circuito (del desierto a un recinto electrónico inmenso) y de objetivo (ya no corres por ganar, corres por matar y no morir). Las famosas motos de luz serían la pieza clave de este deporte letal, donde los jugadores dan vueltas mientras tratan de derribar al contrario, gracias en gran parte a los haces de luz que desprenden las propias motos. En resumen, una mezcla entre rally y las antiguas justas de caballos. Por muy futurista que pueda parecer, la casa Parker Brothers ha fabricado un modelo bastante aceptable basado en la última versión de Tron. Mucho lujo, pero casi 40.000 euros de precio. Igualmente inaccesible.
Hasta que se pueda vibrar en el asiento con estas fascinantes carreras en las Olimpiadas de cada año, uno siempre puede revisar las películas de la saga y disfrutar como un niño.
Lucha de discos/Game Grid
- De la saga Tron -
Siguiendo con la saga Tron, esta es la segunda competición más famosa del mundo cibernético, y siguiendo con las comparaciones, este deporte sería como una mezcla entre esgrima, paintball y pelea de gladiadores. En un torneo a eliminatorias, se enfrentan como mínimo uno contra uno, teniendo como única arma un disco con el que hay que desintegrar o reducir a píxeles al contrario. Obviamente, en la vida real los deportistas no podrían ser programas que se desintegran como en el film, pero con un sencillo sistema de puntos todo quedaría solucionado.
Eso sí, cuidado con lo de lanzar discos a humanos, que como se ve en esta secuencia del film de 2010, el impacto puede hacer algo más que cosquillas.
Rollerball
- De Rollerball (Norman Jewison, 1975) -
Mientras que los deportes vistos hasta ahora eran aspectos colaterales de las películas, aquí está una competición hecha película en sí, creada como eje central de un film que tuvo su remake en 2002. Y hablando de fechas: la película se sitúa en un ahora próximo 2018 apocalíptico donde las grandes corporaciones entretienen a la gente con espectáculos extremos. Ahí es donde entra en juego (nunca mejor dicho) el Rollerball. Si la lucha libre y el motocross ya son peligrosos por separado, qué podría salir mal si se unen en una mezcla con fútbol y hockey. Los jugadores de los dos equipos que se enfrentan van en patines a lo largo de una pista circular donde deben tratar de encestar una bola de hierro bien pesada en una portería magnética. La parte de lucha libre y motocross entra en la libertad de atacar por la posesión del balón casi sin reglas y en las continuas motos que saltan sobre las cabezas de los jugadores, ya que la cancha de juego es una jaula ovalada.
Todo un deporte de equipo y de contacto, como un rugby extremo. Al fin y al cabo, tampoco dista tanto de la realidad. Con un poquito de menos sangre, podría ser una firme candidata en los futuros JJOO. He aquí su video de presentación.
Baseketball
- De Baseketball (David Zucker, 1998) -
Al igual que el anterior, una película hecha para un deporte inventado, y en este caso la mezcla es más que evidente: Baseball y Basketball. Esta vez en tono de comedia, el director del film afirmó que la idea de este juego venía de su infancia. Prácticamente cualquiera puede imaginarse las reglas de este deporte con solo el propio nombre; quizá lo más destacado es que es más accesible al no hacer falta un gran físico y más atrayente al tener que insultar al equipo contrario.
Este híbrido sería sin duda el más fácil de introducir en las competiciones olímpicas aunque, siendo sinceros, también sería el menos llamativo teniendo en cuenta todo lo que el séptimo arte ha ofrecido. Aún así, para echarse unas risas y entretenerse, bueno es practicar este “deporte” o, en su defecto, ver la película.
Simulador de batalla intergaláctica
- De El Juego de Ender (Gavin Hood, 2013) -
Al igual que el Quidditch, la película fue la materialización de un deporte creado por el libro en el que se basa la película, la famosa obra de Orson Scott Card. La lucha real de la película contra los alienígenas hay que dejarla a un lado. El deporte que bien podría jugarse es la competición que realizan los reclutas a modo de entrenamiento. Dos equipos en un enorme campo sin gravedad donde, a modo de paintball, hay que dejar fuera de fuego a todos los integrantes del conjunto contrario. Sin duda algo mucho más accesible, con menos riesgo y que visualmente sería una delicia, si consiguiera solventar el enorme coste económico y científico que haría falta para llevarlo a cabo.
Desde luego que difícil no sería; al fin y al cabo, en la película es jugado por niños. Aunque bueno, en la película (como reza el cartel del film) no es solo un juego.
La cúpula del trueno
- De Mad Max: más allá de la Cúpula del Trueno (George Miller y George Ogilvie, 1985) -
Si las acrobacias salvajes de Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015) eran impresionantes, en parte se debía a la tradición de la saga. Esta última parte de la trilogía antigua con Mel Gibson ofrece un deporte salvaje como paradigma de la situación del mundo: la ley del más fuerte. Hablando en términos deportivos, sería como mezclar esgrima con cualquier disciplina de gimnasia. En el film, todos los participantes tratan de tumbar a todos sus contrincantes apaleándolos con bates. Esta parte se puede moderar, pero lo de estar colgados con tiras elásticas del techo del recinto circular sería algo realmente digno de ver. Eso mismo pensaron los dirigentes del Burning Man Festival, que llevan a cabo una versión de este “juego” con bates de gomaespuma.
Puede que así suene demasiado blando como para unas Olimpiadas, pero la estética ya la tienen. Con mirar un poco más las reglas, todos los países se dejarían la piel por convertir a su representante olímpico en el Mad Max mundial.