Crítica de 'Victor Frankestein': cuestión de fidelidad
Daniel Radcliffe y James McAvoy protagonizan 'Victor Frankestein' (Foto: Weekly Entertainment)

¿Otra película sobre Frankestein? Demasiado repetitivo a la vez que aburrido... ¿O no? Ya estamos cansados ver películas acerca de esta clásica historia mostrando lo mismo pero cada vez de una forma más aburrida. Hasta ahora, si querías que tu película incluyera el nombre de Frankestein y que se viera tenías que cambiar todo. Ese es el caso de 'Yo, Frankestein' protagonizada por Aaron Eckhart, pero que de Frankestein tiene solamente el nombre, y desde luego no supuso una película para el recuerdo.

'Víctor Frankestein' busca reunir lo mejor de todo lo hecho hasta ahora: centrarse en la historia del monstruo, pero no sobreexplotar la narración de dicha creación. Lo que propone esta película es centrar la acción en el hombre, en el creador, en el auténtico Frankestein, en Victor. Aunque otra de las innovaciones es que la historia está narrada desde el punto de vista de Igor, ese criado/ayudante del creador del monstruo. 

"El mundo recordará al monstruo, no al hombre"

Cabe recordar que en la novela original de Mary Shelly no aparece este personaje y que no es hasta en 1931 en la película 'Frankestein' cuando aparece por primera vez la figura del ayudante. Si algún lector de la novela original va a ver esta película debe tener claro que no es una adaptación de la novela, sino que se inspira en la historia. No es fiel al libro original pero sí que es fiel a lo que vende desde un principio: la película se llama 'Victor Frankestein' porque narra la historia de Victor Frankestein, el monstruo es parte de esa historia pero no es lo único que se verá.  

De hecho, asociar el nombre de Frankestein al monstruo es un error bastante clamoroso. El nombre de la horripilante creación es Prometeo (algo que se refleja en la película). Sin embargo, como bien aclara el personaje de Daniel Radcliffe en la película: "El mundo recordará al monstruo, no al hombre".

Al centrarse en el hombre hay lugar para cuestionas más humanas como las implicaciones éticas y morales de decidir crear vida. Poder descubrir cuales son los motivos que pueden llevar a un médico experto a querer crear vida es otro de los aspectos centrales de la trama. La presión social, un entorno de pensamientos cerrados que siente que sus creencias son amenazadas por los avances de un científico que busca respuestas...

El guión no se mete dentro del corsé que supondría ser fiel a la novela o a cualquier otra historia que se haya impuesto. La libertad de acción servirá para sorprender a más  de uno, no hay nada mejor que no saber qué esperar viendo la adaptación de un cuento ya explotado. Obviamente, esto no será una virtud para todo el mundo. Más de uno sentirá que se ha mancillado la historia de Frankestein o que no han encontrado lo que buscaban pagando por ver la película. Cuanta más fidelidad le quieras guardar a la novela, menos disfrutarás. Cuestión de perspectiva.

Y es que la fidelidad es ese eje central que no sólo tiene que ver con los ojos con los que se ve la película. También es un tema que encuentra su expresión en las decisiones tomadas por Igor. Una mente inteligente desaprovechada y maltratada en el circo es liberada por otro gran científico. Sin embargo, esos aspectos morales y éticos provocan diferencias entre ambos genios. Pero claro, cuando alguien te ha dado una nueva vida sacándote de la miseria, le debes lealtad. 

En una de las frases promocionales de la película se podía leer: "Conoce a tu creador". Y en más de una parte de la película se deja caer que Prometeo no es la única creación de Victor. Como el propio científico acaba reconociendo, Igor es "mi mejor creación". Ese juego de rolles mediante el cual Igor, creación de Victor, es desarrollado ayudando a su mentor a perfeccionar otra obra, es una obra maestra del guión a la altura de muy pocos. 

Sin embargo, el final supone una variación demasiada adulterada que termina por desvincular la película con el resto de historia, pero de una forma demasiado radical y distinta. Una de las consecuencias de tanta innovación que termina con una decisión final no demasiado acertada.

Lo mejor: Recreación. El ambiente se transmite de una forma bastante realista al espectador. Londres al más puro estilo de época y con actores de un gran renombre y cuya elección resulta más que acertada dada su procedencia, presencia y acento inglés. No adulterar de americanismo los puntos clave da a la película un ambiente de renovación y realismo acorde con la sociedad que se pretende reflejar. Daniel Radcliffe y James McAvoy son el soporte de la película con grandes actuaciones, mientras que el irlandés Andrew Scott desde un segundo plano supone un gran apoyo al largometraje.

Lo peor: División. La película no está hecha para resultar apacible y mucho menos agradable a todo el mundo. A quien le guste podrá apreciar grandes toques, vueltas de tuerca, guiños y demás aspectos trabajados. Sin embargo, ni la película busca agradar a todo el mundo, ni lo conseguirá. Defensores a ultranza de la novela original y demás espectadores con no tanto afán de renovación y cosas más abiertas, verán defraudadas sus expectativas con esta película.

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