Pedro Guerra irrumpe con fuego en los versos
Foto: http://www.pedroguerra.com/

Tras casi cinco años de silencio el cantautor y productor tinerfeño Pedro Guerra irrumpe con fuerza en el mercado con un doble trabajo. Desde los Márgenes del citado silencio surgen Arde Estocolmo y 14 de ciento volando de 14. El esperado regreso de Pedro se produce desde las llamas de la periferia de las democracias más avanzadas, que inspiran una temática social que pretende mover el sofá del salón político, bajo el que se esconden toneladas de basura. Pues hasta en Suecia, en el presunto súmmum del estado de bienestar, existe un solapado juego subterráneo. Un juego absolutamente extrapolable a la situación política y social española, intención de Pedro Guerra en este trabajo, que como siempre en su caso ha servido para mejorar el silencio impuesto. Quince canciones para no callar: La risa, La perla, Márgenes, Esperando por mí, Lobos, En la oscuridad, El durmiente del valle, Arde Estocolmo, Instante, De invierno, Mi fuego, Insomnio, Mi tiempo, Ángela y Camile Claudel.

Compromiso altamente creativo y social que invita a reflexionar en los márgenes, al margen de los márgenes. Todo ello en el estudio individual de Pedro, grabación resultante de la fusión entre el acústico de instrumentos como mandolinas, laudes y la percusión. Desde los arrabales del bienestar ficticio, desde las turbulencias de estos tiempos a Pedro Guerra le asaltan las musas trabajando, fruto de ese constante trabajo en su estudio de Madrid, se produce el doble regreso de este artesano de la música y la poesía. E imbuido en ese proceso creativo diario se lanzó a convertir en canciones catorce sonetos de Joaquín Sabina, una selección poética del libro Ciento volando de catorce. Un trabajo de producción, composición e instrumentalización, que ha dado un resultado altamente recomendable. Tan recomendable que Joaquín Sabina se lo tomó como un regalo de incalculable valor, al que se han sumado más de una treintena de artistas.

Con el título de 14 de ciento volando de 14, los finos arreglos de Pedro sobre la programación han posibilitado que las voces de los artistas y los geniales versos del poeta de Úbeda brillen a la altura que merecen. La Fe del Carbonero con Víctor Manuel y Ana Belén; Malditos benditos / Benditos malditos, con Bunbury, Estrella y Soleá Morente; Sin puntos ni comas, con Jorge Drexler y Silvia Pérez Cruz; En nombre de la vida, con Fito Cabrales y Amparo Sánchez; A sabicas, con Joaquín Sabina y Miguel Poveda; Puntos suspensivos, con Pablo Milanés y Julieta Venegas; Que no llevan a Roma, con Dani Martín, Dolo y Nach; Bajo los puentes, con Luis Eduardo Aute, Silvio Rodríguez y Xoel López; De pie sigo, con Miguel Ríos y Leiva; Matar las tardes, con Sole Giménez e Ismael Serrano; Manga por hombro, con Iván Ferreiro y La Shica; Cuando tengas frío, con Joan Manuel Serrat y Clara Montes; Ay Carmela / Ay Rocío, con Marina Rossell y Juan Carlos Baglietto y Sirva de precedente, con Rozalén y Paco Cifuentes.

Irrumpe por tanto Pedro Guerra con fuego en los versos, con una doble presentación para una publicación de la altura de un artista poli funcional en la creación, la producción, y la composición. La logística del artesano musical al servicio de un doble regalo, el primero a la ardiente realidad política y social, el segundo a Joaquín Sabina, cuyos hijos en forma de soneto y canción suenan tan inmortales como el primer bombín del maestro.

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