El nombre de Seth Grahame-Smith debe ir siendo conocido por los aficionados a las películas de entretenimiento ya que, a pesar de ser escritor, cada vez se va involucrando más en el séptimo arte, tanto indirecta como directamente (será el encargado de dirigir la película de The Flash, con Ezra Miller como protagonista). En 2012, el vertiginoso director Timur Bekmambetov adaptó su novela Abraham
Lincoln: Cazador de vampiros en una película del mismo nombre. A pesar de las críticas tan tibias que recibió, lo cierto es que la película es un entretenimiento seguro con escenas sublimes de acción que decae en su segunda mitad cuando se centra en contar la parte histórica del presidente, dejando de lado los vampiros. Siguiendo con esta tónica de introducir terror en algo consagrado por todo el mundo, en 2009 presentó su novela Orgullo, Prejuicio y Zombis, donde añadía no-muertos al clásico de Jane Austen. Y en apenas unos años, ya tenemos la adaptación cinematográfica. Sin embargo, estas dos adaptaciones de Grahame-Smith no solo comparten temática, sino que en Orgullo + Prejuicio + Zombis (Burr Steers, 2016) se puede ver el mismo tropezón que la combinación de Lincoln y vampiros. A la hora de combinar dos temas tan opuestos, es capaz de ofrecer momentos de auténtico gozo visceral a la par que otros ciertamente pesados y aburridos, que desentonan en el resultado final, dejando entrever una falta de equilibrio y definición en el tono de la película. A la primera le ocurría con la parte histórica, y a esta con el amor. Para entender este dilema con el tono del film, primero que hay que echar un vistazo detenidamente al camino que ha recorrido la película.
El mismo año de lanzamiento de la novela, se anunció que Lionsgate financiaría y distribuiría la película que estaría protagonizada por la nada más y nada menos que la oscarizada Natalie Portman en el papel de Elizabeth Bennet (que le valió una nominación al Oscar a Keira Knightley). Apenas cuatro días después, el director multi-nominado al Oscar David O. Russell fue proclamado director y escritor de la película. Desde luego, la película era una apuesta fuerte desde el principio; sin embargo, pronto empezaron los problemas (a los que hay prestar atención para poder entender el resultado final). En octubre de 2010, Russell abandonó el proyecto por disputas con la productora sobre el presupuesto, y al día siguiente Portman hizo lo propio. Varios directores se tantearon para el proyecto a partir de ahí, desde Matt Reeves (Monstruoso, 2008) hasta Neil Marshall (Centurión, 2010); se puede ver que Lionsgate seguía apostando fuerte por el proyecto. Tras la salida de otro director y guionista ya contratados, en 2013 se anunció que Burr Steers sería el director definitivo de la película, reescribiendo el guion de O. Russell, al que afirmó que había añadido “todo el orgullo y prejuicio latente”.
Aquí está. Este no tan pequeño toque en el guion es lo que ha acabado transmitiendo el caos desde la producción hasta el resultado final de la película. Desde luego, muchos fans de la novela original se sentirán un tanto decepcionados, ya que el libro es mucho más rompedor, se distancia más del orgullo y prejuicio, tomándolo como base para meterle caña, zombis y sangre por doquier. Sin embargo, no hay que olvidar que toda película no deja de ser una adaptación propia, y como tal tiene que posicionarse en un lugar, elegir un tono, que no sea un calco exacto del libro (si no, ¿para qué ver la película?) pero que tampoco traicione al original. En la búsqueda de esa voz propia, la película ha tratado de huir o buscar un punto intermedio entre la comedia/parodia (como es Casi 300 [Jason Friedberg y Aaron Seltzer, 2008]) a la que tan fácil es caer cuando se habla de amor y zombis, y el dramatismo oscuro demasiado serio (por el que parcialmente apuesta Abraham Lincoln: Cazador de vampiros, no sin tropezar un poco en el intento). Entonces, ¿qué es lo que podían hacer? ¿Cuál es la combinación por la que han apostado? El mismo título lo dice: estás viendo Orgullo y Prejuicio (de hecho, en las fichas de la película se indica que es una adaptación tanto de la novela de Grahame-Smith como de Jane Austen), solo que se la ha insuflado una dosis de zombis, con todo lo que ello implica (una invasión, una guerra, gente preparada para luchar y, por supuesto, apariciones de los no-muertos con complots por parte de los humanos, a los que muchas veces hay que temer más). Por lo tanto, si alguien se pregunta, “¿voy a ver una peli de zombis?” No es como de costumbre, ya que con esa idea decepcionará. “¿Voy a ver una peli de amor?” Sí, solo que hay que tener en cuenta que se desarrolla en un mundo con zombis y chicas orgullosas que plantan a cara.
Desde luego que, menos orgullo y más zombis, es lo que pedirá el público, pero hay que volver a recalcar lo que se está viendo es Orgullo y Prejuicio, que además tiene zombis. Esta decisión en el tono de la película afecta muy de lleno al desarrollo de la trama. Para empezar, quién no esté interesado por la historia de amor de los Bennet y los Darcy, se va a aburrir, y mucho. De ahí la importancia de saber lo que estás viendo. Si eres alguien que disfrutó de la calidad y belleza de Orgullo y Prejuicio (Joe Wright, 2005), y quieres
seguir esa historia desde otro punto de vista completamente opuesto y a ratos realmente molón, esta es tu película. Pero, ¿hay mucha gente así? Ese tono deja en la película extensos momentos de relaciones amorosas, dramas de la época… que por supuesto se ven condicionados por todo eso de vivir amurallados, pero no deja de ser una historia de amor. Hay momentos en los que el ritmo decae, y el espectador estará deseando algo.
Hasta ahora todo parece malo, pero es que es importante resaltar esa parte que a muchos decepcionará pero que a otros puede atraer, o por lo menos condicionar para ir preparados. Porque esta película también tiene muchos zombis, con algunas escenas verdaderamente trabajadas. El comienzo es sublime, lo mejor de toda la película. Para empezar, se plantan bien las bases con la ambientación y la época, personajes de la aristocracia en una fiesta. De repente entra esa personalidad tan arisca que todos reconocen: el señor Darcy. Y en medio de la fiesta, empieza la incertidumbre: hay un infectado. Un buen factor con el que juega la película es el de la
humanización de los zombis: están entre nosotros, y cualquiera puede ser uno, no se mueren y luego resucitan, sino que se transforman poco a poco. La personalidad de los zombis da bastante juego, ya que de haber optado (por ejemplo) por estilo de la serie de TV The Walking Dead (AMC, 2010- ) los zombis simplemente habrían sido un apoyo, unos bichos terroríficos, y por sí solos así no habrían provocado ese malestar e incertidumbre que se logra aquí. Volviendo a la primera secuencia, destaca un plano en primera persona desde los ojos de zombi con sonido muy explícito (que recordará, por su gran efecto, al polémico final de la 6º temporada de The Walking Dead), y una primera víctima joven y guapa que perturba ese ambiente de tranquilidad; casi como una declaración de intenciones, empiezan fuerte, mostrando que no van a censurarse (una pena que no se abuse más de esa bestialidad). La otra escena memorable del film, que también vuelve a servir como una declaración de intenciones, es el ataque en la primera fiesta. Una escena típica de amor: un baile, con gente conociéndose, pero hay una chica que no encaja/quiere encajar en ese baile de superficialidades, por lo que se va fuera a hablar sola. Sin embargo, pum, comienza la masacre. Ahora que viene, ¿típica escena de huir y tener que matar a un zombi llorando? No. Ahora las hermanas Bennet se unen en formación perfecta, y con un planos bastante largos y a cámara lenta (aunque no demasiado explícitos, una pena),
comienza la lucha. Cuando uno ve esa escena, no puede dejar escapar una sonrisa de puro vicio y gozo, deseando que eso siga todo el rato. Más que gratificante, pero frustrante, al no poder volver a vivir eso más en todo el metraje. Solamente cabe señalar como otra escena reseñable, otra en otra fiesta, donde la fotografía ofrece unas sombras muy duras con solamente una luz roja dominante que esconde la amenaza de un zombi inteligente y camuflado.
Malo y bueno, demasiado amor y buenas escenas de zombis. ¿Tiene de ambas? Sí. ¿Pero entonces cual es el problema? Que abusa de la primera y te venden la segunda. Todo el mundo habrá visto el tráiler largo, donde se vende una película oscura y de zombis, obviando la inyección de orgullo y prejuicio que insufló el director. Este tráiler engaña, y quebrará muchas expectativas. Para tener una mejor visión de lo que esperar, es mejor confiar en el teaser inicial, donde primero bien se sientan las bases del orgullo y prejuicio, y después se ve la caña que se le puede sacar con los zombis, teniendo siempre como base e historia principal a contar el amor.
Recordando esas escenas de bailes, se ve que juegan muy bien con plantear una calma y romperla de repente; así, en determinados puntos sí logran sacarle partido al orgullo y prejuicio con los zombis, planteando como en este caso una fiesta típica de baile en la que todo el mundo se relaja y se deja llevar por las tramas amorosas, para de repente romper toda calma con gritos, zombis y peleas. Otro de los aspectos más destacados de la combinación es la relación amorosa entre Darcy y Elizabeth. Hay que tener una charla en una habitación, de día, en la que discutan porque su orgullo no les permita reconocer que están enamorados el uno del otro. En vez de trabajar la fotografía con la luz que entra a través de la ventana, ¿por qué no? que se pongan a pelear con una coreografía intensa y bastante duradera. Lo cierto es que las peleas están muy bien coreografiadas, y sorprende tanto su claridad como que estén reservadas casi íntegramente para las mujeres.
¿Qué más hay en esta película? Mirando al guion se puede ver como intenta subsanar esas carencias de tono, alejándose de la mera historia de amor en la segunda mitad de la película, con el misterio de Lázaro, la guerra de la resistencia… La historia adquiere dimensiones más grandes, y eso se agradece, para darle más ritmo a todo. Si algo hay que reprochar al guion, es el tremendo desaprovechamiento que se produce con el personaje de Lena Headey, una delicada manera de poner la miel en los labios y no dejar probar ni una pizca. Se hacen alusiones a una duquesa con muchas influencias (todos piensan en el típico personaje inglés de Maggie Smith) que a la vez es la guerra más formidable y diestra del lugar (imposible no pensar en la potente figura de Emily Blunt en Al filo del mañana [Doug Liman, 2014]). Y encima de todo, tras toda esa espera y presentación, la intérprete es la malvada Cersei Lannister. Entre todo esto, y que comparte cartel con todos los protagonistas, todo el mundo espera que de ahí para delante reparta leches como la que más. Nada más lejos de la realidad: su personaje se limita a hablar, hacer gestiones, y algún momento más demasiado ridículo como para prestarle demasiada atención.
En cuanto al resto del reparto, obviamente no hay ninguna Natalie Portman como se pensó al principio pero sí que están todos a la altura. Lily James deja su Cenicienta a un lado para coger la esencia justa de Elizabeth Bennett, con su carácter rebelde e inconformista, tanto en las relaciones como en las peleas; sostiene muy bien su papel protagonista. Sam Riley da el pego como el introvertido señor Darcy pero entre lo orgullo de su personaje y su registro no muy amplio, en ningún momento se llega a empatizar con la relación entre los dos enamorados. Se puede creer, pero para haberse centrado tanto en el amor, no logra transmitir lo importante. El personaje de Matt Smith alias Doctor Who, funciona muy bien como contrapunto cómico y pesado, al igual que Bella Heathcote como la hermana pequeña, en segundo plano, pero creíble. El nuevo Ben-Hur del cine, Jack Houston juega bien con la personalidad de su personaje; es el más suculento, y aunque no ofrece una interpretación de Oscar y varios actores podrían haberlo exprimido hasta grandes límites, el resultado en cuanto a él y a todo el reparto en general es bastante satisfactorio.
Si se le da una oportunidad, y no se espera lo que no se tiene que esperar, en Orgullo + Prejuicio + Zombis se puede encontrar una buena y entretenida película con momentos muy altos, sobre todo en un potentísimo tramo inicial. Cuando todo se resuelva, el espectador se quedará con ganas de más, y será normal, pero aunque no se disfrute de una de las mejores películas del año, sí se puede meter de lleno en un contexto extravagante y más que entretenido. Para todos esos que acaben en el “último plano” con resoplidos de decepción, que se queden en la butaca unos segundos más que hay una buena escena post-créditos que, al igual que aquel plano en primera persona, recordará mucho al final de la 6º temporada de The Walking Dead (serie con la que es mejor no comparar esta película, sino que se quiere uno cargar más expectativas aún).