Artista plástico y cineasta, Andy Warhol desempeñó un papel fundamental en la creación y el nacimiento del movimiento artístico y cultural definido como Pop Art. El artista estadounidense, fascinado desde niño por los rostros de las estrellas de cine, música, el deporte o la televisión, volcó sus deseos en una interpretación estética que logró cambiar el mundo del arte. Su excentricidad creativa le llevó a tal punto de pintar sobre los objetos cotidianos que más amaba. Creaba sus dibujos sobre dinero, sobre su sopa favorita, sobre una lata de Campbell e incluso sobre botellas de salsa de tomate. De repente la excentricidad artística de Andy comenzó a ganar tantos adeptos como detractores, los primeros decían que era un genio, y los segundos, absolutamente indignados, exclamaban que aquello que hacía Warhol no era arte.
Lo cierto es que llegó a generar una elevada producción de obras, que comenzaron a circular por todo el planeta. Al año, unas 2.000 obras de Warhol eran ubicadas en el mercado, con una productividad de nada menos que tres obras al día. En poco tiempo Warhol se convirtió en uno de los grandes gurús del arte pop y la serigrafía. La cotidianidad comenzó a ser representada, sus seguidores veían en sus obras lo que tenían al alcance de sus ojos y sus vidas cada día. Tan pronto veían un retrato de Michael Jackson, como los paquetes de cigarrillo y las latas de cerveza que les acompañaban en sus rutinas diarias. Con Warhol lo cotidiano fue definitivamente elevado a la categoría de arte. Con bastante fundamente se habló de la fractura abierta entre el arte de la élite y, el arte para las masas que Warhol representaba. Su aproximación al arte fue absolutamente revolucionaria y su excentricidad creativa ampliamente criticada por las élites de la cultura tradicional. Las críticas fueron feroces, llegando a aseverar que no merecía acudir a una exposición de Warhol porque en ella no se podía ver más de lo que se podía contemplar en un supermercado.
Quizás con el Pop Art y con Warhol como principal icono, el gran público descubrió un tipo de arte mucho más comprensible y asequible. Y posiblemente por ello, por la cotidianidad del deporte, las grandes figuras deportivas gozaron de esos quince minutos de gloria que Warhol regalaba a sus representados pictóricamente. El deporte fue por tanto otro de sus temas recurrentes, pues no hay nada más cotidiano que un ídolo, ni nada más mundano y genial que un gol, un drive, un crochet, una canasta, una tumbada sobre el asfalto. Puro pop sport que Warhol quiso abordar en su extensísima producción creativa, llegando a representar a figuras icónicas del deporte como Chris Evert, Kareem Abdul Jabbar, Nicklaus, Pele, Hamill y Ali entre otros. Haciendo también representaciones de actividades deportivas como los grabados "Patinador de velocidad" en 1983 y "Wayne Gretzky" (El Grande) en 1984.
Andy falleció en 1987, en el 57 de la East 66, entre Madison y Park Avenue, en su querida New York. El mundo dejó hace tiempo de cuestionarse si su obra era realmente arte, hoy nadie duda que fue un genio que convirtió el arte en su negocio, consiguiendo consolidarse como uno de los grandes iconos del arte contemporáneo. Amado y odiado por igual, The Factory sigue siendo uno de los estudios más míticos de la historia del arte. En su histórico taller, su cosmovisión perfiló al sujeto contemporáneo, un hombre mundano, consumista y producto masivo del Sueño Americano.
