Aunque los exilios de los grandes directores españoles como Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar supusieran unos temor y temblor en cuanto a quién marcaba el canon del cine español, también supuso la necesidad de un refresco, de una regeneración del gremio, las apariciones de directores noveles y el salto mediático merecido a los no tan noveles, cineastas que siempre se habían escondido en el cine de autor, en el que no se deja comprar por lo comercial. 2016 será el año para todos aquellos cineastas que apostaron por mantener su sello, para todos aquellos que prefieren mostrar las historias tal y como son, sin adornos ni grandilocuencias, con humildad y talento. Directores de bellas imágenes, de relatos arduos y hábilmente defendidos, de narrativas densas pero que logran profundizar sin perder el ritmo. Directores de corazón y paciencia, directores con una larga filmografía detrás, directores con una larga filmografía por delante. Un abanico grandioso al que el espectador siempre le dedicará un sincero aplauso.
Paula Ortiz, por La Novia
Tras escribir y dirigir tres cortometrajes y su ópera prima, De Tu Ventana A La Mía, Paula Ortiz, natural de Zaragoza, ha dado un paso enorme con la adaptación cinematográfica de la obra de Federico García Lorca. Un viaje por todo aquello que el poeta escribió y plasmó en el papel, un viaje hacia lo íntimo de cada personaje, hacia la belleza de unas imágenes tratadas con simbolismo y respeto, hacia planos que captan la esencia de cada verso, hacia una de las experiencias más bonitas del año.
Fernando León de Aranoa, por Un Día Perfecto
Que Fernando León de Aranoa es uno de los directores más prominentes y merecidamente valorados en el cine contemporáneo español es redundar sobre lo que lleva años demostrando. En su última aventura, introduciéndose en el conflicto de los Balcanes con una patrulla de ayuda humanitaria, el cineasta baja hasta los fondos sociales de manera correcta pero no profundiza en el problema. Los planos aéreos contagiados de música rompedora y el buen trabajo con el reparto le han colocado en disposición de ganar su tercer Goya como Mejor Director.
Isabel Coixet, por Nadie Quiere La Noche
Isabel Coixet es el claro paradigma del cine de autor; unas veces brillante, otras insulso, unas veces lo dice todo, otras se traba con más de tres en el reparto. La cineasta catalana solventa con maestría el apartado del elenco gracias a una Juliette Binoche a la que le queda poco por demostrar. A pesar de no acertar con los lapsos de tiempo inexplicables, la belleza de las imágenes y la primera mitad de la obra le han permitido estar entre los cuatro mejores del año.
Cesc Gay, por Truman
Llevar el peso de dos actores como Ricardo Darín y Javier Cámara es un arma de doble filo; si se permite que dos de los mejores actores de la actualidad libren la batalla de la película, será el fin de la misma, con premios para los que dan la cara, pero con una mala recepción para el conjunto. En cambio, si se opta por equilibrar su presencia con la premisa de la película, con el sello propio y se aúna en un mismo objetivo, ocurre lo que ha conseguido Cesc Gay con Truman. Una historia perfecta en toda su ambivalencia existencial, en la demostración de la amistad y la libertad social como últimos términos.