Solo de jazz. Fondo negro. Directed by Woody Allen. Con esta premisa uno de los autores más originales del cine empieza su magia. El hombrecillo de las gafas ofensivamente grandes, el neurótico narcisista, el cómico, el adicto al sexo, el recalcitrante intelectual, el paranoico amante, el neoyorkino ególatra...cumple 80 años.
Prolífico como pocos, Allen lleva más de 60 películas en su haber con una regularidad insultante. Sin ninguna película especialmente mala, Allen imprime a la comedia, su género predilecto, una nueva impronta sui géneris que desafía al espectador entre diálogos picarescos y un ambiente reconocible. Años de cine en los que el anciano director se ha sabido rodear de las mejores actrices de su tiempo: desde Diane Keaton hasta Penélope Cruz pasando por Mia Farrow o Meryl Streep. Pero el viejo Woody es también un personaje icónico, el protagonismo en gran parte de sus películas le han granjeado la categoría de mito del cine. Con una imagen famosa a la vista de todos, es difícil ver donde empieza el actor y termina el director. Allen se aleja de la visión mitificada del "sueño americano" para centrarse en la neurosis de una sociedad enferma que mira hacia adentro y está llena de fobias e inseguridades que el propio director comparte.
Este "Chaplin de una época decadente" ha sabido tocar los más variopintos temas: relaciones de pareja, amor, celos, asesinato, vejez, fugacidad vital e incluso magia. Con Fellini y Bergman muy presente en sus películas, Allen se aleja de la grandilocuencia hollywoodiense de los estudios para arriesgarse, a veces, de ser un incomprendido e su propio país y mejor entendido en Europa.
Annie Hall, Manhattan, Delitos y faltas, Zelig, Desmontando a Harry, Historias de Nueva York, Balas sobre Brodway o Match Point son solo una gota en el mar del judío de las gafas redondas.
Los cinéfilos de todo el mundo siguen esperando con ansia, y durante algunos años más, ese solo de jazz que precede al "Directed by Woody Allen"