En el arte de la fantasía, en el viaje de la imaginación por las sombras, la luz, el color y las ilusiones ópticas, el pintor canadiense Rob Gonsalves, es uno de los grandes referentes. Contemplar sus obras es todo un ejercicio visual y mental, un paseo por lo irracional, por un mundo imaginario que nos invita a adentrarnos en ese país interior que conforma nuestros sueños. Nacido en Toronto en 1959, durante su infancia siempre mostró una especial sensibilidad para la pintura, la creatividad y la fantasía. Desde los doce años de edad se interesó por la arquitectura, las formas y la perspectiva, aprendiendo técnicas y elaborando los primeros bosquejos artísticos de sus edificios imaginarios.
Con destacados referentes pictóricos como las ilusiones perspectivas de M.C.Escher, el surrealismo de Dalí, el realismo mágico de René Magritte, más la influencia de la literatura fantástica de Chris Van Allsburg, la dinámica obra de Gonsalves se asienta y expresa creativamente en la psicología visual, el juego de las formas, la genial pareidolia provocada, la fusión de la perspectiva con la arquitectura y un mundo imaginario. El reflejo de un surrealismo mágico que nos hace ver con el tercer ojo, aquel que va más allá de los límites de la vida cotidiana, transportándonos a un estado místico ubicado entre la vigilia y el sueño. No se puede catalogar la obra de Gonsalves como surrealista, puesto que en ella identificamos imágenes estructuradas de forma deliberada, producto de un pensamiento consciente. Ideas generadas por un mundo externo en el que se involucran actividades humanas reconocibles, fundiéndolas en color, líneas y perspectiva con un ilusionismo genialmente planificado.
El maestro de la ilusión es capaz de unir varios mundos en una sola obra, el sentido de la magia cobra sentido en su pintura, la realidad es espejo de la irrealidad que representa el deseo del ser humano en creer en lo imposible. El artista canadiense funde el cielo, las nubes, el agua, la naturaleza, con formas arquitectónicas humanas para crear bellas y complejas ilusiones ópticas. Lugares mutuamente excluyentes conforman una unidad visual, los puntos de ruptura de las construcciones y la naturaleza encuentran en su obra características comunes, una compatibilidad visual ciertamente mágica y hermosa. Realidades completamente separadas conviven como una unidad creativa, espejos y simetrías que se funden en un infinito de formas absolutamente sorprendente.
En su obra un pájaro puede ser árbol, un barco puente, un cielo mar, una nube ciudad, un ser humano cascada, una cortina mujer, una mujer barandilla. Los pilares de un puente de tren se convierten en acróbatas en equilibrio sobre sus hombros. Una casa señorial en otoño se convierte en una casa de árbol construida por los niños. Un niño que juega con un tren de juguete ve un tren de verdad que se aproxima a través del arco en su sala de estar. Niños saltando sobre sus camas despegan en vuelo sobre un paisaje mosaico. Un violinista sentado en un porche reproduce música a los girasoles altos que, se convierten en personas de hoja cuyas caras están en trance onírico. Nada es lo que parece en el arte visual de Rob Gonsalves que en cada obra abre puertas de nuestra imaginación. Hace uso de la perspectiva como vehículo visual de la fantasía y la imaginación, siempre existe algo más en sus creaciones. Constituye todo un ejercicio de pensamiento y diversión repasar su obra, su capacidad para distorsionar la percepción es tan extraordinaria que en sus cuadros de dos mundos no sabemos cuál de ellos corresponde a la realidad o a la imaginación.
¿Qué vemos realmente? ¿Qué no somos capaces de ver pese a estar justo delante de nosotros? ¿Hasta dónde puede llegar nuestra fantasía?
Simplemente hay que dejarse llevar, disfrutar de los mundos imaginarios de Rob Gonsalves, imaginar una noche, imaginar un día, imaginar un lugar, simplemente imaginar.
1- Los galeones se fusionan con el cielo y las nubes para trazar un puente sobre el mar
2- Un chico juega con un tren de juguete, mientras que por la misma vía se aproxima un tren real lanzado a enfilar la sala de estar.
3- Con la maravillosa sombra proyectada por una linterna sobre un globo terráqueo el inicio mágico de un eclipse lunar.
4- En la vida real las calles se convierten en duros colchones para los vagabundos y necesitados, y en la pintura de Gonsalves vemos esta situación de forma mucho más idealista, menos cruda, más imaginaria.
5- Del reflejo de los árboles sobre el río surge una dama blanca de espuma y nubes que alumbra nuestra imaginación.
6- Dos niños crean sus propios rascacielos y coronan el coloso de cristal y cemento con la última pieza.
7- Con solo unos trapos, unas ajadas cortinas, se puede crear una mágica escena.
8- Barcos, nubes, mar, un bello paisaje y el perfil de unas señoras en su conversión en balaustrada. Nada es lo que parece.
9- La catedral del comercio, la fusión visual de la religión y el mundo de las finanzas
10- La danza del viento, el poder de eolo y la imaginación hacen posible que las cortinas se conviertan en un bello baile.
11- Un chico que con un puñado de conchas y mucha imaginación construye olas en su salón. La fusión del mar y el hogar.
12- El mapa volador, saltando al vacío de nuestra imaginación.
13- Girasoles que realmente son personas, entran en trance al escuchar el virtuosismo del violinista.
14- El cielo se funde con el mar. ¿Los barcos vuelan o navegan?
15- El fenómeno de la flotación, la conexión con la naturaleza, la fusión con el orbe diurno.
16- La pizarra del Universo, las ecuaciones, las matemáticas de Einstein se funden con una solución llamada Cosmos.
Imágenes obtenidas de http://sapergalleries.com/Gonsalves.html