Uno de los artistas más prolíficos y versátiles del séptimo arte, Theodore Bikel, ha fallecido a los 91 años en su residencia de Los Ángeles, según afirma su agente, por causas naturales. El actor, que ganó popularidad gracias a su papel en El violinista en el tejado, participó también en importantes obras teatrales como Sonrisas y Lágrimas,uno d elos musicales más famosos y que más referencias modernas ha cosechado, en la que dio vida al Capitán Von Trapp.
De origen austríaco, Bikel participó en un total de 150 títulos de cine y televisión, entre los que destacan, por ejemplo, La Reina de África, de 1951 y la aclamada Moulin Rouge, en la que trabajó un año más tarde, también bajo la dirección de John Huston, uno de los directores más relevantes durante la década de los años 40 en Estados Unidos. Sus trabajos con Huston contribuyeron al realce de su ya lanzada de por sí carrera interpretativa.
Con una personalidad abierta y un amplio conocimiento de las lenguas, llegando a cantar en más de veinte distintas a lo largo de su carrera, era uno de los actores que más papeles distintos podía encajar, destacando en los de villano, para los que su 1,85 de altura era otro de los ingredientes perfectos para esta clase de papeles. A pesar de no haber sido encasillado, Bikel, destacó por este tipo de papeles, como el que realizó en Sonrisas y Lágrimas, sin duda, uno de sus papeles más relevantes.
Nunca encasillado en un tipo de papel, entre sus trabajos más célebres destacan cintas como My Fair Lady o La noche de los cristales rotos o sus apariciones televisivas, normalmente de carácter breve, en series como Se ha escrito un crimen o Falcon Crest.
Ya fuese haciendo de villano, de capitán o de cochero, la figura de Theodore Bikel será siempre recordada en el mundo del cine.
