El azar hace que una stripper desesperada por encontrar ‘curro’ consiga trabajo de niñera en una lujosa mansión donde vive un adinerado viudo con siete hijos, su cómico mayordomo y una cocinera cotilla. Así arrancaba en 2002 Ana y los siete, aquella serie de Televisión Española protagonizada por la propia Ana Obregón que, conservando su nombre real, llevaba una doble vida y trataba de esconder a Fernando Hidalgo (Roberto Álvarez) sus ocupaciones nocturnas en el club Chicago, así como la verdadera identidad de sus fieles amigos: Tony (Micky Molina) y Sharon (Isabel Gaudí).
Al mismo tiempo, la humilde Ana debía aprender en tiempo récord a ser canguro y, lo que es más difícil, ganarse la confianza de una amplia descendencia compuesta por Carolina, Nando, Amalia, Celia, Álex, Guille y Lucía.
Pese a las innumerables noches en que se planteó tirar la toalla (y otras tantas en las que llegó a salir de esa mansión con las maletas a cuestas), la niñera siempre encontraba un motivo para regresar. ¿Cuál? Sin duda, el cariño de los hijos de Fernando.
No cabe duda de que, en un principio, el cabeza de familia dudó (y mucho) de la profesionalidad de la recién llegada niñera. Y no era para menos, pues aquella mujer rubia que debía vestir recatada de puertas para adentro no tenía experiencia alguna al cuidado de menores. Sin embargo, Ana se ganó el favor de don Fernando el día en que la pequeña Lucía se decidió a hablar, algo que no sucedía desde el trágico fallecimiento de su madre.
Silvia Marsó, en la piel de Alexia, fue sin duda uno de los personajes que dio más juego
Cada vez más metida en la familia, lo que jamás tuvo la niñera fue el visto bueno de Alexia, esa mujer de aparente éxito con la que Fernando trabajaba codo con codo en su prestigioso banco. Como la bruja del cuento, el personaje de Silvia Marsó acabaría engatusando al viudo con el único propósito de tener acceso a su envidiable fortuna.
¿El problema? Que el padre de esta gran familia tardaría mucho tiempo en descubrir las discutibles intenciones de su novia. Sin embargo, poco importó eso a una audiencia fiel que disfrutaba con los momentos tan divertidos que protagonizaban Ana García y Alexia Vázquez de Castro cada vez que una se cruzaba en el camino de la otra. Como ejemplo, basta rememorar su primera cena juntas.
Reposiciones, aún hoy
A cargo de Star Line Productions (la misma productora que poco antes había estado al frente de A las once en casa), Ana y los siete echó el cierre el 30 de mayo de 2005 tras cuatro largas temporadas en las que las tramas se iban desgastando. Aquel día TVE emitió su último capítulo.
Una nueva generación de niños ha podido engancharse a la serie desde La 1 o Clan
Pero en el verano de 2012 los recortes en la pública ya se hacían sentir y, como medida de ahorro, La 1 decidió echar la vista atrás y hacerle un hueco a esta serie en su franja de tarde. ¿La estrategia? Enganchar a una nueva generación que en la época de 2002-2005 no tenía edad para ver la tele o, incluso, aún estaba por nacer.
Más allá de captar nuevos adeptos, no cabe duda de que muchos de los seguidores de Ana y los siete volvieron a acomodarse en su sofá en 2012 para recordar viejos tiempos, como la inolvidable noche en que don Fernando ve por primera vez a Ana actuando en el Chicago.
Y la cosa no quedó en un simple verano. Aún hoy las reposiciones de esta comedia dramática son habituales en las madrugadas de Clan, donde obtiene datos bastante aceptables. Por supuesto, los que no acostumbren a trasnochar pueden descubrir “qué es lo que baila Ana” desde RTVE.es A la carta.
Compuesta e interpretada por José María Cano, ¿Qué es lo que baila Ana? constituía la sintonía de cabecera de la serie. La canción con la que arrancaba cada capítulo no fue la única conocida y tarareada por toda una generación. Junto a ella se hicieron famosas otras letras tan pegadizas como el “Báilalo, báilalo, baila como quieras que ya canto yo…”
Un final que llegó a los juzgados
Adaptada en Portugal, Italia, Chile y México, la historia de la niñera que se enamora de un viudo triunfó dentro y fuera de España. Las últimas noticias sobre Ana y los siete, no obstante, fueron algo amargas. De hecho, hubo una enorme polémica con el final de la serie hasta el punto de que Star Line y la actriz Ana García Obregón se enfrentaron en los juzgados.
Todo comenzó cuando Televisión Española encargó a la productora cuatro episodios más y las desavenencias entre sus responsables y la protagonista (que pretendía abandonar la comedia) llevaron a Star Line a matar a su personaje en la ficción. Al tiempo, la bióloga sostenía que la continuación de la serie sin la protagonista violaba su derecho moral como «creadora».
Televisión Española jamás pudo emitir el polémico final en el que Ana fallecía
Aunque estos capítulos en los que Ana se ausentaba fueron grabados en su totalidad, en el juicio entre ambas partes se tomó como medida cautelar prohibir la emisión de los episodios hasta resolver el caso. Dos años más tarde, una sentencia que daba la razón a Star Line permitía su emisión en mayo de 2007. Sin embargo, la serie de Fernando Hidalgo y sus hijos quedaba ya demasiado lejos. Así las cosas, TVE decidió no sacarlos a la luz nunca. Es más, ni siquiera hoy hay rastro alguno de ellos en la rica y completa web que ha levantado RTVE al recopilar ficciones de todas las épocas.