Son contados los discos de la historia capaces de crear la magia necesaria para marcar a diversas generaciones de personas, muy especialmente de artistas y músicos. Y sin ningún género de duda, uno de esos grandes trabajos que perduran en la memoria de la gente y en los pentagramas del recuerdo, es el que compusieron con todas las musas del rock y el flamenco ancladas en la madrugada, Jesús de la Rosa y su mítico grupo Triana. Como todo lo bueno, lo que está tocado por el duende, no transcurrió demasiado tiempo en que la calle, la gente bautizara un disco que no tenía título ni carátula con el nombre de El Patio. En un tiempo en el que se vivían los últimos estertores de la dictadura franquista, aquel sonido, aquel nuevo camino musical que se desmarcaba de los tópicos de la música española para abrazarse a la fusión, supuso una gran revolución. Era lo que surgía del enorme talento del grupo compuesto por Jesús de la Rosa, teclista, cantante, y la maravillosa voz del rock andaluz, Eduardo Rodríguez, guitarrista, Juan José Palacios 'Tele,' batería e incluso Lole y Manué en una versión primigenia de Triana.
Y ahora que se cumplieron 40 años de uno de los mejores discos de la música popular del siglo XX, en la Luminosa mañana del recuerdo, el talento imperecedero de Jesús Abre la puerta para abrir un Diálogo con los músicos que heredaron el rock andaluz, con los creadores que en los Recuerdos de una noche, compusieron el maravilloso puzle de la fusión. Pues Sé de un lugar en el que reposan los restos de un genio llamado Jesús de la Rosa, y Juan José Palacios Orihuela “Tele”, uno de sus lugartenientes. En aquel camposanto de Villaviciosa de Odón, la respiración del Dios flamenco más rockero, esa brisa musical, parece surgida de unas notas arrancadas de un teclado Marinelli tocado con un solo dedo. Suena a Triana el aire y sobre las lápidas una cascada de versos que van a morir En el lago del silencio sonoro, dibujan un tiempo en blanco y negro en el que comenzó a componerse y pensarse que Todo es de color.
En seis de los siete temas el acorde Re menor se enreda con una cadencia flamenca al rock para alumbrar una melodía, un camino musical que abrió fronteras al espíritu de nuestra tierra, una nueva identidad musical que se abrió paso fuertemente, echando raíces desde la base del duende hasta las copas de las musas del cielo, donde los rockeros hacen sonar sus guitarras. Y es que todos quisimos subir al cielo para ver y bajar al infierno para comprender, todos sabemos de un lugar, una puerta para dejar paso al amor…
Tunando ante la ventana del recuerdo y bajo la luz blanca de una Luna que se baña en el río, tuvimos un alto sueño, Jesús de la Rosa junto a Eduardo Rodríguez Rodway que venían del grupo Tabaca, proyectan un sueño llamado Triana. El poeta de la calle Feria, al lago fue con la intención de conocer algo nuevo, y gracias a su enorme talento, su cadenciosa voz rockera abrazada al dejillo del duende flamenco, abrió un camino absolutamente novedoso para los músicos de aquellos tiempos en los que quisimos ser como la mañana.
Por ello Triana es el pájaro blanco que echó a volar, baterías, guitarras y teclados Marinelli en busca de las musas y del duende del flamenco. Tres andaluces que buscaron su propia identidad en el rock y que brillaron con el espíritu de Jesús, por ello cuando la carretera arrebató la vida de Jesús con tan sólo 35 años, Triana se convirtió en el maravilloso recuerdo de un sentimiento, una revolución que se marchó con el halo de misterio y la magia de un poeta flamenco con el rock corriendo por sus venas. Es el recuerdo de El Patio, disco que ahora, cuarenta años después vuelve a reeditarse con temas inéditos. El patio de un recuerdo, el de Triana…