Elizabeth Rosemond Taylor nació en Londres, en el año 1932. Sus padres fueron americanos pero por temas de negocio, vivieron varias temporadas en Inglaterra. Aproximadamente cuando Liz cumplió los siete años, los Taylor volvieron a Estados Unidos y se establecieron en la ciudad de Los Ángeles. La belleza de la pequeña Elizabeth no pasó desapercibida por mucho tiempo y un conocido de la familia animó a los padres de Liz a que prueben suerte en el mundo del espectáculo. Así lo hicieron.
El primer contrato de Elizabeth Taylor fue con la Universal Pictures pero solo grabó con ellos una sola cinta llamada There's One Born Every Minute (1942). La Universal no continuó con el contrato, para suerte de la Metro Goldwyn Mayer, quienes raudamente la reclutaron en sus filas cinematográficas. Con la MGM tuvo enseguida varios papeles, entre ellos la célebre National Velvet (1944), en donde interpreta a la vivaz e indomable Velvet Brown. Una jovencita obsesionada con correr una importante carrera de caballos y que hará lo inimaginable por participar. La película convirtió a Elizabeth en una estrella y la niña actriz más importante de la productora. La cinta fue un rotundo éxito comercial y para la carrera de Liz Taylor. El resto, ya es parte de la historia.
Elizabeth Taylor estuvo en la pantalla grande en más de cuarenta oportunidades, su fama traspasó fronteras y su nombre se inmortalizó en el firmamento de las grandes estrellas. Si bien es cierto, hubo episodios personales muy negativos en la vida de la actriz, nunca pareció verse afectada por los resultados dentro de la opinión pública, siempre mantuvo su posición através de las pantallas con la misma determinación con la que interpretaba a sus personajes más intensos.
Uno de ellos fue en la película BUtterfield 8 (1960), en la cual interpreta a Gloria, una joven desesperada por cariño y atención aunque envuelta en un mal negocio para encontrar el amor. La actuación le valió su primer Oscar a la actriz. La polémica no pudo haber sido dejada de lado y se especuló que el premio había sido etregado a Taylor por un tema de empatía. Quedó viuda dos años antes cuando su esposo Mike Todd perdiera la vida en un accidente aéreo. La crítica apoyó la decisión de la Academia y consideró la actuación de Liz, convincente.
La segunda estatuilla de oro vendría en el año 1966 con la oscura Who's Afraid of Virginia Woolf? Cinta sobre una amargada pareja de esposos que apoyan sus penas en el alcohol y en la angustia y dolor causada entre ellos. Su ex esposo Richard Burton, es coprotagonista en esta ocasión, quien también fuera con Taylor parte de la película Cleopatra en 1963, papel que en esa ápoca le diera a la diva el título de la actriz mejor pagada de la historia.
Un tercer Oscar fue concedido a la actriz en 1992, esta vez por un tema de ayuda humanitaria. Este reconocimiento fue debido a la lucha de Liz contra el SIDA, enfermedad que fuera la causa de la muerte de un gran amigo para ella, Rock Hudson, su coestrella en la texana Giant (1956). Taylor fue una activista con mucho coraje en pro de nobles causas. Su fundación sigue al día de hoy, recaudando fondos para luchar contra el SIDA, inclusive fue una de las primeras estrellas de su nivel en involucrarse sobre este tema aún cuando no se encontraba mucha información al respecto. Liz antes de su muerte, el 23 de marzo de 2011, hizo los arreglos necesarios para que su fundación continúe. Ahora sus nietos y bisnetos honran su memoria siendo embajadores de la ETAF (Elizabeth Taylor AIDS Foundation).
“Es muy malo que la gente muera de sida, pero nadie debería morir de ignorancia”
- Elizabeth Taylor
El día de ayer se cumplieron cuatro años desde que Elizabeth Taylor se convirtiera en leyenda. El mundo sigue disfrutando de su arte mediante los trabajos que ha dejado para la posteridad. Aunque su tumultuosa vida la llevó lejos de tener privacidad o, en algunos casos, empatía por su dolor, sus detractores no podían negar el talento y el altruismo de la actriz.
Hasta el día de hoy es reconocida por su esfuerzo en combatir la descriminación y dejar de lado la intolerancia. A cuatro años de su muerte, sus seguidores la siguen recordando y se reunen constantemente en las redes sociales para intercambiar pensamientos sobre la actriz, y, tal vez, a la espera de alguna nueva estrella que vuelva a irrumpir el mundo con tanta determinación y arrojo.
