'Electric Boogaloo' o la loca pero real historia de Cannon Films
Foto (sin efecto): filmaffinity

La historia de Cannon Films comienza en 1979, cuando los primos israelíes Menahem Golan y Yoran Goblus compran la compañía a Dennis Friedland & Chris Dewey, por tan sólo 500.000 dólares. Entonces arrancaba la leyenda, aunque la productora contaba ya con doce años de vida y algunas de las mejores películas de bajo presupuesto de los años 70.

Con la llegada de los 80, y bajo la dirección de los cineastas israelíes, Cannon Films emprendía un nuevo objetivo: especializarse en el cine de acción. Su estilo sin complejos y descarado rápidamente se hizo muy popular, y convirtió en auténticas estrellas del momento a nombres míticos como Charles Bronson, Chuck Norris o Jean-Claude Van Damme.

Quizás fue entre 1985 y 1986 cuando la productora alcanzó su máximo esplendor. Además de producir y distribuir sus películas, fue todo un hito el estreno de una de sus cintas más míticas: Yo, el halcón, protagonizada por uno de los actores mejor pagados del momento, Sylvester Stallone, que recaudó más de 16 millones de dólares solo en Estados Unidos. Otras de sus películas más exitosas fueron Cobra, Breakin, Desaparecido en combate o Superman IV.

Pero aunque Cannon Films fue todo un éxito al arrancar la década de los 80, el sueño de Golan y Goblus se hundió al terminar la misma. Una difícil situación económica, una investigación abierta por irregularidades en sus informes y una mala asociación con otra compañía hicieron que definitivamente la productora se viniera abajo. Finalmente, y tras diferencias irreconciliables entre los dos socios, Cannon Films fue comprada por la MGM, y siguió produciendo cintas hasta 1993, año en el que se disolvió por completo.

Un documental salvaje

Mark Hartley dirige el último documental sobre esta desaparecida Cannon Films. Electric Boogaloo: La loca historia de Cannon Films cuenta, obviamente en clave de humor, la historia de estos dos socios e intrusos del cine, y de cómo consiguieron crear un imperio del cine de bajo presupuesto, que sería referencia máxima de muchos cineastas posteriores.

La cineasta israelí Hilla Medalia también había dirigido un documental sobre la Cannon el pasado año 2014, The Go-Go Boys: The Inside Story of Cannon Films. Pero mientras esta se centraba en la tormentosa relación entre los dos primos, Electric Boogaloo analiza las demenciales estrategias publicitarias con que la productora sacudió los cimientos de Hollywood.

Una propuesta más que interesante para aquellos cinéfilos que quieran saber más acerca de los orígenes de la industria, en cuanto al cine de serie B se refiere, o de aquellos que simplemente busquen un entretenido relato acerca de lo absurdo del cine de los 80.

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