Las primeras medidas de Syriza
puntovista

El nuevo gobierno heleno ha irrumpido con fuerza. Los miembros del ejecutivo recientemente designado, Syriza y su socio Anel, han diseñado una carta de presentación verdaderamente ambiciosa. Sin embargo, el primer punto polémico se encuentra en cómo ha sido posible la confluencia entre dos formaciones políticas, en teoría, tan alejadas. Sobre este hecho cabría puntualizar que es posible que haya primado el pragmatismo. Obviamente, la sintonía de ambas formaciones sobre una renegociación de la deuda es buena y, por tanto, ésta se alza como pilar fundamental del pacto. En este sentido, lo interesante será observar el contenido de la acción de gobierno y, en última instancia, valorar la manera en la que ésta se lleva a cabo.

La deuda

Un repaso por sus principales medidas debe comenzar por la restructuración de la deuda. Así pues, todo parece indicar que una auditoria valorará si conviene hacer frente a la totalidad de los pagos o, por el contrario, algunos pudieran considerarse ilegítimos. Esta medida tiene un trasfondo moral evidente, y es que si un país, a consecuencia de hacer frente a unos pagos, sume en la pobreza a su población, es elemental que, al menos las condiciones de los mismos, sean reconsideradas. En relación a esto, se está apelando al ejemplo histórico que supuso el Acuerdo de Londres de 1953, en el cual se le condonó parte de la deuda de guerras a Alemania. ¿Es un ejemplo válido? En teoría debería ser tenido en cuenta, pero en aquellos momentos la realpolitik resultó determinante.

Este principio político dispone que los intereses prácticos están por encima de las consideraciones morales. Así pues, ¿cómo afectó la realpolitik al acuerdo de 1953? Basta con recordar la existencia de la Unión Soviética. Por aquel entonces, Alemania estaba dividida en la República Federal Alemana (aliada de los Estados Unidos) y la República Democrática Alemana (aliada de la URSS). Por consiguiente, era vital que la RFA despuntara a nivel económico frente a su vecina, de modo que se vislumbrara la superioridad económica del capitalismo. Debido a ello, el plan de aquellos años apuntaba en esa dirección. Por lo tanto, existían unos intereses políticos que no se dan en este caso. Por esa razón, quizá sería más interesante fijarse en cómo Ecuador gestionó hace poco la auditoria de su deuda. Este país, declaró ilegítima un 70% de la misma y, a pesar de ello, actualmente siguen ofreciéndole créditos; a la vez que, su valoración crediticia ahora (nivel B3 estable) es mejor que antes.

Otras medidas

Además de lo anteriormente recogido, el gobierno ha planteado otras medidas como la subida del salario mínimo a 751 euros; la vuelta de los funcionarios despedidos; o unas mejores condiciones para que los ciudadanos griegos se pongan al corriente de pago con su Estado. Estos elementos pueden servir para configurar un nuevo marco de política económica. Por ejemplo, el aumento del salario mínimo persigue, tal y como desarrollan los más elementales postulados keynesianos, reactivar el consumo. Pero, su programa no termina aquí, y plantean ayudas como luz gratis para 300.000 personas; cupones de racionamiento de comida; atención médica gratuita, etc. Estas ayudas probablemente respondan a la situación de necesidad de la población y deberían ser temporales.

No obstante, todo este paquete de reformas va a necesitar financiación, y por ello el gobierno heleno plantea nuevos impuestos como el que afectará a las segundas viviendas de lujo. Asimismo, también se propone perseguir el fraude fiscal con mayor eficacia. En principio, es un programa político que cuenta con diferencias notables respecto de la mayoría de Estados europeos. Solo el tiempo determinará si estas medidas surtirán el efecto deseado. Por el momento, si se asumen las reglas de la representación política, lo más respetuoso debería ser dejar que un gobierno elegido por sus ciudadanos intente aplicar sus reformas.

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