El filme Libertador, postulado por Venezuela al Premio Óscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera, ha sido incluido en el listado de los nueve preseleccionados, del cual saldrán los nominados definitivos. Dirigido por Alberto Arvelo y protagonizado por Edgar Ramírez, este relato intercala varios momentos de la vida de Simón Bolívar. Por supuesto, al tratarse de una puesta en escena ficcional basada en hechos reales, aborda un tema que ha sido tratado de diversas maneras a lo largo de la Historia: la lucha de los oprimidos contra los opresores.
Los bellos paisajes, el trabajo de investigación, la dirección artística, el diseño de vestuario y la reconstrucción histórica están a la altura de los acontecimientos que esta película pretende relatar. Sin embargo, pareciera como si hubiera sido expresamente planeada y filmada según las premisas narrativas y técnicas de Hollywood, ya que esta idea de heroísmo latente a lo largo de la trama se refuerza mediante el uso de la música y los discursos épicos a lo Corazón Valiente, entre otros códigos que recuerdan los métodos empleados en grandes producciones estadounidenses de corte comercial.
Lo anterior no invalida ni descalifica los méritos de esta obra, un proyecto ambicioso que sale bien librado técnica y artísticamente. Quizás la intención de haber realizado este filme siguiendo la estética y los discursos del cine de Hollywood, tenga que ver con que los públicos latinoamericanos se sienten más cercanos a este tipo de lenguaje, debido a la fuerte presencia de esta clase de cine en las carteleras comerciales de cada país y por ende, contar una historia valiéndose de esos mismos códigos podría garantizar el interés de los espectadores locales, familiarizados con este tipo de narrativas.
Además del lenguaje técnico empleado, otro posible “gancho” comercial es que la película logra integrar las celebridades más representativas de los países involucrados en el proyecto: Danny Huston (Furia de Titanes), Gary Lewis (Billy Elliot), Iwan Rheon (Juego de Tronos), Imanol Arias (Cuéntame cómo pasó), Juana Acosta (El cartel de los sapos), María Valverde (La flaqueza del bolchevique) y el mismo Edgar Ramírez (Carlos).
De todas formas, retomando el eje central de la película, es cierto que el tópico “oprimidos versus opresores” puede prestarse para ser expuesto de una manera maniquea, en la que se habla de “bandos” y de “buenos contra malos”. Este filme puede ser considerado como documento integrado a un conjunto de ficciones que desde miradas muy heterogéneas, pretenden reconstruir una idea de memoria histórica. Por ende, la discusión radica en la supuesta responsabilidad que recae sobre este tipo de películas, al representar una serie de acontecimientos de una forma en la que no es posible desentrañar la complejidad propia de los conflictos históricos, es decir, una representación desligada de puntos de vista divergentes en los que no haya “ganadores y perdedores”, sino seres humanos, con inseguridades y dilemas.
Un ejemplo de esta aproximación maniquea es el enfoque que se le da a un personaje tan lleno de matices como el de Francisco de Paula Santander, expuesto allí de una manera un tanto caricaturizada. Es evidente que al tratarse de un relato de ficción, la mirada que se hace a este tipo de personajes históricos depende mucho de un supuesto “bando” al cual se deba pertenecer y lo cierto es que el pasado, cuando se reconstruye desde el arte, no tiene bandos sino que se asume con toda la sensibilidad y el rigor que merece, trascendiendo las “agendas” políticas y las intenciones económicas para encontrar una voz propia que ilustre con verosimilitud y autenticidad unas problemáticas que aparentemente son locales, pero que al ser expuestas desde el arte se vuelven universales.
Es innegable que la presencia de Libertador en esta preselección es un triunfo para el cine venezolano y por qué no, para el cine de la región. Por lo tanto, este texto es una invitación a apreciar esta película como un relato que ilustra una vida fascinante digna de ser narrada y no como propaganda de algún discurso ideológico determinado. Lo importante es que este filme puede ser considerado como el símbolo de una cinematografía emergente, en camino de encontrar un lenguaje que exprese su pasado y su memoria con la honestidad que brinda haber experimentado la Historia, no desde una mirada foránea, sino de cerca y en primera persona.
Título: Libertador.
Director: Alberto Arvelo.
Año: 2013.
País: Venezuela y España.
Reparto: Edgar Ramírez, María Valverde, Juana Acosta, Imanol Arias, Danny Huston, Iwan Rheon y Gary Lewis.
Tráiler:
