¡Qué difícil es ser Estados Unidos! Qué complicado ser siempre la referencia que siguen los demás y marcar desde las tendencias de moda y los formatos de televisión hasta los valores que rigen la economía mundial, pasando por elegir los Estados a los que otros países deben apoyar u odiar.
Estados Unidos siempre ha sido el rey de la selva, el que ha gobernado a todos y ha guiado la manada, pero también el que se ha comido siempre el primer pedazo de carne. Cuba ha sido la gacela herida, a la que tras morder un par de veces han abandonado a su suerte. Es un país que ha cometido errores, pero siempre se ha encontrado como todos nosotros mirando a Estados Unidos desde abajo, deseando que no la aplastara, o al menos no del todo.
Cuba ha sido apaleada, menospreciada y despojada de su dignidad como Estado, sufriendo el embargo más largo de la historia. Ha aguantado el rechazo de muchos otros países que no seguían un razonamiento propio, sino que solo pretendían llamar la atención de la primera potencia mundial y recibir una limosna.
Estados Unidos es un lobo vestido de Caperucita, involucrado en todas las guerras que estudiamos en el colegio y principal responsable de la mayoría de ellas. Toda su fachada ha sido construida por la propaganda, convirtiéndose en el ejemplo de la democracia que lucha contra las dictaduras y da la libertad a los sometidos, cuando éste solo es el disfraz que utiliza para monopolizar el petróleo y los recursos naturales, que son productores de dinero. El dinero a su vez, es productor de poder.
Ahora todo el mundo ve maravilloso un acercamiento con Cuba, pero solo porque lo ha dicho Estados Unidos. Si lo hubiera dicho yo, habría sido tachada de simpatizante de una dictadura y de enemiga de la democracia. Yo tengo claras dos cosas: ni los malos son tan malos, ni Estados Unidos es el héroe. Siempre ha sido el villano.
