Se ha demostrado que no todas presentan una menor sensibilidad que las lámparas incandescentes clásicas (hoy día aún muy habituales), frente a las fluctuaciones en el suministro eléctrico.
El estudio analiza el flicker de las lámparas. Flicker se denomina al conjunto de variaciones en la luminosidad de las lámparas producidas por las fluctuaciones de tensión propias del suministro eléctrico, y que causan molestia e incomodidad a los usuarios, parámetro de vital importancia en el diseño de estos dispositivos.
La Comisión Internacional de Electrotecnia (IEC) estableció unos límites legales en la fluctuación de la red, tomando como referencia la respuesta de una lámpara incandescente frente a la misma. “La propia industria que instala ese tipo de máquinas tiene que asegurar que no compromete la calidad del suministro eléctrico, y respetar esos límites”, añade la investigadora. La aparición en el mercado de las nuevas tecnologías de iluminación, como las lámparas fluorescentes compactas (CFL) y las LED, se tuvo que volver a determinar la sensibilidad de las mismas frente a las fluctuaciones de tensión. Las primeras investigaciones, publicadas en 2008, “indicaban que las nuevas lámparas tenían una sensibilidad menor que las incandescentes”.
Las primeras investigaciones indicaban que las nuevas lámparas tienen una menor sensibilidad que las incandescentes
A tenor de estos resultados, diferentes organismos reguladores internacionales de estandarización han comenzado a proponer cambios en este aspecto. Son dos los cambios que se han propuesto con mayor fuerza: ajustar los medidores de flicker a las nuevas lámparas de referencia, o sino incrementar el límite establecido; ambos cambios conllevan problemas y un trabajo titánico trabajo de fondo.
"Para poder analizar la validez de estas propuestas, es necesario un estudio exhaustivo de la respuesta de las nuevas tecnologías de iluminación ante fluctuaciones de tensión”, avanzan en el grupo investigador. En el estudio publicado recientemente realizaron medidas con un conjunto de lámparas ante diferentes tipos de fluctuaciones de tensión. Primero, utilizaron fluctuaciones estandarizadas (señal analítica), y, en un segundo trabajo, utilizaron fluctuaciones reales, que suelen ser más complejas, registradas en cuatro localizaciones del norte de España.
Los investigadores concluyeron que existen tres comportamientos distintos: por un lado, existen lámparas que muestran una menor sensibilidad que la lámpara incandescente; otras los superaban; y otras experimentaban respuestas diferentes en función de la señal real aplicada.
"Estos resultados cuestionan la menor sensibilidad de las nuevas tecnologías a las fluctuaciones de tensión, y revelan que la sensibilidad no depende sólo de la tecnología de iluminación sino también de la complejidad de la fluctuación de tensión", apunta la investigadora. "De esta manera, tanto la propuesta de subir los límites de flicker como la de buscar una nueva lámpara de referencia parecen inviables".
Según concluye Izaskun Azcárate, manteniendo el umbral de flicker actual, se debería establecer un protocolo de test, con el que cada fabricante pudiera verificar que ante dichas condiciones la lámpara no supera el umbral.
(Fuente: Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea)