Tras más de 24 horas en las que los más cercanos a la familia y todo el pueblo de Sevilla ha podido dar su último adiós a la Duquesa de Alba, el coche fúnebre con el féretro de Doña Cayetana salía del Ayuntamiento de la ciudad para trasladar los restos mortales hacia la Catedral, donde se oficiaría un emotivo funeral a manos del cardenal arzobispo hispalense Carlos Amigo Vallejo.

Si algo ha caracterizado el último adiós de la Duquesa, eso ha sido el dolor, el respeto y la tristeza que, tanto familiares como amigos, han mostrado por su pérdida. Muchos han sido aquellos que han querido acercarse para despedir a uno de los personajes más influyentes para la ciudad.

Eugenia Martínez de Irujo, la benjamina de los hijos de la Duquesa, se mostraba desconsolada por la pérdida de su madre

Tras la misa oficiada, los restos mortales se han dirigido al cementerio de San Fernando donde serán incinerados. Después de esto, parte de las cenizas irán al panteón familiar de Loeches (Madrid) y el resto de ellas serán depositadas en la Iglesia de los Gitanos, con la que la Duquesa colaboró en vida todo lo que pudo.

En este acto de colocación de la hornacina tan solo han estado los familiares directos y la junta de gobierno de la Hermandad. En la inscripción colocada junto a los restos se puede leer: “Aquí reposan las cenizas de nuestra hermana, doña Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, duquesa de Alba. Camarera de honor de María Santísima de las Angustias, medalla de oro y gran benefactora de esta Hermandad de los Gitanos, gracias a cuya contribución y ayuda fue posible la reconstrucción de este Santuario. Estará por siempre en la memoria de nuestra hermandad. 1926-2014”.