- Hora de dormir, Alex.
- Papi, ¿puedes arroparme?
- ¡Claro!
Así arranca la cortísima escena que se desarrolla en la habitación de Alex. Una situación banal que no parece tener mucho intríngulis: un padre que arropa a su hijo antes de irse a dormir. Sin embargo, Tuck me in se convierte, de forma casi inesperada y sutil, en un cortometraje ejemplar de terror y miedo.
El trabajo de Ignacio F. Rodó, de apenas un minuto, consigue lo que muchos otros cortometrajes del mismo género no han conseguido: dar que pensar, por lo menos. Sin ningún tipo de efecto, el juego psicológico y simple de este microflim son los que consiguen, sin necesidad de más retórica, la emoción que el director busca en el espectador.
Además, el barcelonés ha conseguido el apoyo popular en la red como consecuencia de ser el ganador del Festival Internacional Filminute, convocatoria que promovía la creatividad audiovisual en sesenta segundos. Queda demostrado que Ignacio F. Rodó lo ha conseguido.