La delicadeza de Agnes Obel
Agnes Obel. Foto: politiken.dk

Hace algo más de treinta años, nació en Copenhague una joven con un desbordante talento musical. Desde pequeña estuvo rodeada de música (su padre los coleccionaba instrumentos y su madre era una experta al piano). Pronto destacó entre las teclas, y se intuía que su camino era la música.

Durante la adolescencia hizo pinitos en alguna banda, tocando también el bajo y la guitarra. Ya siendo una joven adulta, se trasladó a la capital alemana y probó suerte subiendo a MySpace una de sus canciones Just So donde llamó la atención de una importante empresa alemana que la incluyó en uno de sus anuncios. Los seguidores comenzaron a lloverle, y el sello discográfico PIAS decidió firmar con ella.

Aquí comienza Agnes Obel a difundir su talento al mundo. Su primer CD, Philarmonics, salió en 2010, y es un vivo retrato autobiográfico. Obel se desnuda ya en este trabajo. Sus letras y la música que las acompaña se funden y dan lugar a una serie de temas hipnotizantes y envolventes, de los cuales Riverside es uno de los mejores, y el más conocido con diferencia.

Pese a la gran calidad de ese trabajo, por lo general la crítica musical coincide en que su segundo disco, Aventine (2013), demuestra un gran salto de madurez. Ella misma reconoce que quería alejarse de sus primeros temas pero sin abandonar su estilo cuidado y delicado. Con el primer trabajo se presentó con absoluta dignidad al público europeo y se ganó la admiración de los más sensibles al folk clásico. Con el segundo se consagró.

Algunos temas son más oscuros y nostálgicos, otros son más coloristas e instrumentales, donde la voz de Obel queda en un segundo plano para dejar el protagonismo a las notas del piano. Aventine es también el título del tercer single de este EP que se distancia del cariz juvenil de Philarmonics.

Dorian o The Curse son dos de los temas del CD que también han tenido gran cabida y aceptación entre el público.

En Aventine participan más instrumentos y tienen mayor presencia en varias de las canciones, el violonchelo y el chelo en especial. Y parece ser que esa va a seguir siendo la línea de la compositora, ya que ha comenzado a preparar su tercer álbum y asegura que planea trabajar menos con el piano, continuar progresando, cambiar de técnicas pero mantenerse fiel a su personal sonido.

El mundo está ante una magnífica artista capaz de crear una pequeña atmósfera con cada una de sus canciones. Es imposible huir de sus brillantes notas y sus enigmáticas letras. Agnes afirma que a la hora de componer no le inspiran la venganza o el enfado, sino que simplemente hace lo que siempre ha deseado hacer. Según ella: “no siento que fuera yo quien eligiera a la música. La música me eligió a mí”. No hay duda de ello.

VAVEL Logo