A estas alturas, Shonda Rhimes puede considerarse como la Reina Midas de la televisión: todo lo que toca se convierte en oro, independientemente de su calidad. Así se ha demostrado con Anatomía de Grey, la cual ya lleva a sus espaldas 11 temporadas, y recientemente se pudo ver con Scandal, que aumenta su audiencia capítulo tras capítulo con sus tramas cada vez más enrevesadas.
Después del hospital de Seattle y la Casa Blanca de Washington D.C., le ha tocado el turno a una clase universitaria de derecho penal en la ciudad de Filadelfia. Antes de su estreno, How to get away with murder partía como un simple y repetitivo drama legal con jóvenes de por medio. Sin embargo, después de su visionado, puede considerarse a la ficción como una agradable sorpresa para la audiencia que deja atrás desde un primer momento el sistema procedimental y se mete de lleno en la serialización con tramas muy bien conectadas a personajes interesantes y notablemente interpretados.
Es por ello que se pueden destacar bastantes aspectos positivos del capítulo piloto:
La audiencia no recibe un atracón de datos sobre los protagonistas en su presentación inicialEl desarrollo y la presentación inicial de todos los personajes se realizan de un modo muy atractivo, ya que se conocen las características de los individuos en plena acción, según sus aportaciones y luchas de egos en torno al intento de homicidio a base de pastillas para el dolor de cabeza. Por tanto, la audiencia no recibe un atracón de datos sobre los protagonistas, sino que se dibujan pinceladas de sus comportamientos, actitudes y motivaciones, lo que anima no solo a interesarse por su futuro, sino también por su pasado.
A diferencia de lo que puede parecer, los jóvenes estudiantes no tienen el peso principal en la serie, sino que éste recae en una brillante Viola Davis que interpreta a Annalise Keating, una mujer borde, decidida, segura, con mucho carácter y, al contrario de lo que se podía esperar de un piloto, considerablemente vulnerable y delicada. Este fuerte protagonismo de la mujer es habitual en las ficciones de Rhimes, razón por la cual el capítulo gira alrededor de la vida de Keating. Sin embargo, este fuerte peso de Davis se desarrolla de una manera muy sutil y sin deslumbrar a los demás, lo que permite la evolución paralela y el lucimiento del resto de personajes.
El juego entre flashbacks y flashforwards se resuelve de una forma perfecta, ofreciendo un piloto muy dinámico y fresco que, como se ha mencionado anteriormente, permite dar el pistoletazo de salida a las diferentes tramas que se desarrollarán a lo largo de la temporada entre alumnos, profesora, asistentes de la firma de abogados y demás personal involucrado en la Universidad donde tiene lugar la ficción. Además, el guión deja entrever una ficción alejada del habitual género de abogados; una serie diferente y original, con un toque universitario, que va a ir más allá de los tribunales sin dejar de lado la abogacía.
Por poner alguna pega, además de su nombre excesivamente largo, se podría decir que el dinamismo de How to get away with murder es a la vez el punto fuerte y débil de la serie. La razón es que, para conseguir ese dinamismo, Peter Nowalk (guionista y creador de la serie) condensa mucha información en el primer episodio, algo que no supone un defecto en el piloto. Sin embargo, el problema puede aparecer en el resto de capítulos; cabe la posibilidad de que los guionistas se encuentren a final de temporada con excesivas tramas sin rumbo y otras tantas resueltas de forma rápida y torpe.
Por tanto, los guionistas tienen ahora la misión de ir al grano y no crear historias innecesarias o alargar más de lo necesario las que ya existen. La evolución entre el primer caso y los tres meses después es clave en la primera temporada, ya que en ese lapso de tiempo se puede sacar jugo de muchas tramas ya planteadas e iniciadas, sin necesidad de recurrir a recursos infames para atraer a la audiencia o suplir la falta de creatividad.
Un éxito de audiencia
Por suerte, de momento no se necesitan giros de guiones torticeros para atraer a la audiencia, ya que How to get away with murder no solo supuso un éxito en cuanto a su calidad, sino también en cuanto a su audiencia. La ficción de la cadena ABC reunió a 14 millones de espectadores, lo que supone un 3,8% en los demográficos, convirtiéndose en la primera opción de la noche en su horario.