Aunque algunos no lo crean, Borja Cobeaga ha paseado lo mejor del cine vasco y español por las cunas cinematográficas más importantes, incluso internacionalmente. Cortometrajista desde sus inicios (hace casi una década), nunca ha dejado ese mundo con el que casi consigue un Goya… y un Oscar. Sin embargo, el director y guionista no sólo se ha conformado con eso: también ha trabajado en largometraje e, incluso en televisión (co-director junto con Javier Vicuña).
El guion de la aclamada y reciente Ocho apellidos vascos tiene su autoría en dicho autor junto con Diego San José. Además, ha dirigido las cintas Pagafantas (2009) y No controles (2010) y la recién presentada en el Festival de San Sebastián El negociador (2014). Sin embargo, aunque estas películas han conseguido salir a flote dentro del panorama cinematográfico español, Cobeaga ha sobresalido sobre todo por sus cortometrajes. A continuación, comprobaremos por qué:
‘La primera vez’ (2001)
Begoña Aguirre (Mariví Bilbao) es una mujer de avanzada edad que, aburrida de esperar, por fin ha decidido contratar a un gigoló (Aitor Beltrán) para perder la virginidad. El cortometraje se desarrolla en diez minutos cargados de ese humor que caracteriza al propio Cobeaga, convirtiendo a La primera vez en su quinto y primer cortometraje reconocido. Además, a día de hoy, este trabajo supone un homenaje precioso a la fallecida actriz bilbaína, la cual interpreta un papel en el que jamás nos la hubiéramos imaginado. Por último, esta cinta destaca por suponer la primera nominación al Goya que recibe el director. Para entender todo esto, sólo hace falta verlo:
‘Éramos pocos’ (2005)
Sin duda, una de las mayores joyas de Borja Cobeaga. Un guion espectacular que reúne drama, comedia y familia en una sola pieza de apenas cuarto de hora. Una madre decide dejar la casa donde vive con su marido (Ramón Barea) y su hijo (Alejandro Tejería). Estos dos últimos, ante nadie que les limpie la casa y les haga la comida, deciden ir al asilo donde dejaron a la suegra y abuela (Mariví Bilbao), respectivamente, para que realice dichas labores. Un trabajo sobre estereotipos de género y familiares. Una obra maestra que casi consigue el Oscar al Mejor Cortometraje en 2006. Lo merecía, ¿verdad?
‘Marco incomparable’ (2009)
Hilarante desde el primer plano. Apenas tres minutos y medio en los que el característico Carlos Areces y Mikel Bernués representan las diferencias de la sociedad digital y analógica en un simple gesto que todos realizamos a diario. No tiene desperdicio, aunque no tiene absolutamente nada que ver con el resto de cortometrajes. Es… incomparable.
‘Un novio de mierda’ (2010)
En la misma línea que el trabajo anterior, Un novio de mierda recurre a una situación social con la que cualquiera puede identificarse. Misma duración y mismo tipo de humor, esta vez encarnado en la ex pareja interpretada por Ernesto Sevilla y Bárbara Santa-Cruz. Una visita sorpresa para ella que acabará en sorpresa para él. Cosas que pasan.
‘Democracia’ (2013)
Por último, otro cortometraje que junto con Éramos pocos conforman, quizá, las mejores y más ingeniosas obras de Borja Cobeaga. Protagonizado por Óscar Laroide y Luis Bermejo, Democracia expone en una situación ficticia (de lo más realista, por cierto) un paralelismo entre gobernados y gobernantes. Un elaborado y agudo guion elaborado por Alberto González-Vázquez.
Si bien Borja Cobeaga ha tomado renombre por sus cintas, es merecido que sus cortometrajes también lo hagan. Ahora entendemos por qué. Y quizá, sea uno de los pocos directores que, aún a día de hoy, continúen trabajando el género, lo cual más que quitarle mérito, se lo otorga. Y todas estas piezas son un claro ejemplo de ello.