La trilogía Millenium se publicó durante los tres años siguientes a la muerte de su autor, Stieg Larsson, quien jamás hubiera imaginado que sus libros fueran a convertirse en best-sellers e incluso llevados a la gran pantalla no una, sino dos veces.
Primero fueron las tres películas protagonizadas por Noomi Rapace: Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire, producciones en lengua sueca estrenadas todas en 2009. A ella le sirvieron para ganar fama mundial (ha trabajado en Prometheus, de Ridley Scott) y a los propietarios de los derechos de las novelas de Larsson para llamar la atención de Hollywood.
Dos años después, David Fincher estrenaba The Girl with the Dragon Tattoo, título no literal, "americanizado", de la primera novela de la saga. Con Rooney Mara como una Lisbeth Salander de sobresaliente y Daniel Craig guardándole las espaldas, la cinta tuvo éxito, aunque no tanto como esperaban MGM y Columbia Pictures. Le recaudación fue menor de lo que a las productoras les hubiera gustado, teniendo en cuenta lo que habían invertido.
Sin embargo, durante la promoción de su próximo largometraje, Perdida, el director de Denver ha declarado a un medio (convenientemente) sueco, que una secuela es bastante probable, dado que "Sony ya se ha gastado millones de dólares en los derechos y en el guion".
"El guion tiene mucho potencial y puedo revelar que es muy diferente del libro" explicó Fincher, quien contrató el año pasado a Andrew Kevin Walker, guionista de Se7en (1995), una de sus obras más aclamadas, para que se encargara de adaptar The Girl Who Played with Fire.
A pesar de que algunos medios se atreven a confirmar que Rooney Mara estaría dispuesta a meterse en la piel de Salander una vez más, otros incluso dudan de que Fincher quisiera involucrarse en la secuela, ya que parece que se dieron ciertos roces entre él y Sony después de que la primera parte no triunfase en taquilla.
