El pasado 5 de agosto se cumplieron dos años desde que el mundo perdió a la gran Maria Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, más popularmente conocida como 'Chavela Vargas', una artista costaricense de nacimiento y mexicana de corazón, tal y como Chavela afirmó en repetidas ocasiones. Una mujer que, aún debutando después de los cuarenta años de edad, acumula ochenta publicaciones discográficas bajo su firma.
Según la misma artista dijo en vida se fue de niña a reunirse con su México. Una vez allí, realizó diversos trabajos para ganarse la vida: desde jornalera hasta chófer, pasando por niñera o doncella. La dama del poncho rojo, nacida en 1917, es considerada un hito musical por su voz desgarrada y su melancólica forma de cantar pero más allá de su carácter musical, fueron su indomable carácter y la forma en la que luchó, sudando sangre, por abrirse paso en un mundo hecho por y para hombres, colgando el vestido tradicional reservado para ellas y vistiendo pantalón y poncho, como ellos.
Su personalidad, así como su longeva existencia, la hicieron entablar amistad con grandes figuras artísticas como Pedro Almodovar, su “alma gemela” según decía la cantante; Joaquín Sabina y como no, su amada, Frida Kahlo, a la que dedicó su canción “la llorona” ; su inseparable Eugenia León y su biógrafa y gran amiga, la escritora Maria Cortina. Más allá del plano musical también es de destacar su amistad con el lider comunista Leon Trotsky
Todos sus allegados la recuerdan con amor, como una persona fuerte y franca que nunca ocultó nada: fue abiertamente homosexual en una época más que difícil para hacerlo; reconoció, asumió y finalmente superó su adicción al tabaco y al alcohol; y nunca negó que durante muchos años tuvo la costumbre de llevar una pistola bajo su poncho escarlata.
Esta caja de sorpresas que fue Chavela nos brindó, cuando ya la creíamos anciana y retirada, una última obra “La luna grande” en honor a Federico García Lorca. La chamana, como la conocían en Mexico, llevó esta fuerza de carácter hasta el final, dijo que debía despedirse de España, pero que no moriría allí y aunque cayó gravemente enferma no murió hasta llegar a su querida Cuernavaca. La cantante antes de morir dijo que no temía la muerte pues era una mujer elegante y una vez esta llegara, se reuniría con su querido Federico. Tras estas tiernas palabras Maria Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano tomó un último aliento de aire mexicano y abandono la vida.
