Por un puñado de besos (David Menkes, 2014) parece haberse convertido ya en la peor película de este año. No ha gustado a la crítica ni al público, algo que se refleja en los tristes resultados que ha obtenido en taquilla, pero estos resultados podrían ser todavía peores, puesto que según informa El Confindencial, varias de esas entradas podrían haber sido adquiridas por personas relacionadas con José Frade Producciones, empresa responsable de la cinta.
De acuerdo a este medio, varios trabajadores de la productora compraban tickets para esta película, con el objetivo de aumentar el número de entradas vendidas. Esto tiene su explicación si se tiene en cuenta que el ICAA (Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales) da una subvención a aquellas películas que superen las 35.000 entradas vendidas, además de ofrecer un plus si la cinta es vista por más de 60.000 personas y ha contado con dos millones de presupuesto.
Según esta información, el modus operandi de la productora, responsable de otros títulos como El cid cabreador (Angelino Fons, 1983), era siempre el mismo: una o varias personas compraban un número alto de entradas, nunca menos de diez, y siempre lo hacían a través de Internet o por teléfono, pero nunca en taquilla.
La práctica salió a la luz en un cine en el que se vendían varias entradas para Por un puñado de besos, pero que siempre tenía las salas vacías. El Confidencial no indica cuál es ese cine, pero sí que más del 90% de las entradas vendidas en él para la película se hicieron con este método, algo que niegan desde la productora.
Por un puñado de besos, que se pudo ver en el Festival de Málaga (donde provocó la risa de los asistentes a la proyección a pesar de tratarse de un drama), cuenta la historia de Sol (Ana de Armas) y Dani (Martiño Rivas), dos adolescentes que acaban de conocerse y parecen congeniar, pero ella guarda un terrible secreto que podría arruinar su relación.
