Ante el éxito cosechado por la última película de Jarmusch, Solo los amantes sobreviven, no son pocos los que hablan de una nueva "vuelta a los orígenes" para el cine de vámpiros. Pero ¿cuáles son los oríegenes de esta figura?
Nosferatu: el primer vampiro de la noche
La primera aparición de esta figura en el mundo del cine será en 1922 de la mano del renombrado director del expresionismo alemán Murnau. Esta película supone una adaptación de la célebre novela Drácula de Bram Stoker y abrirá la veda a otros directores expresionistas como Fritz Lang con M, el vampiro de Dusseldorf o el Vampyr de Dreyer.
La película incluye unos rasgos muy característicos del cine alemán como la discursivización del ego con el super ego mediante un espejo (el juego de la personalidad desdoblada) o las sombras como dobles, pero ¿qué hay detrás?Como bien hemos dicho, la fuente básica será la literatura romántica, en concreto la ya citada novela, pero no será la única.
Folclore y sangre
El vampiro surge del folclore de varios países europeos e indios, teniendo en estos últimos un papel fundamental en el panteón como hijos bastardos de la diosa de la noche, pero quizás a nosotros nos es más familiar el mito procedente de la zona eslava. La primera vez que aparece el término, aparece en inglés (vampire) en unos diarios de viajes cuyo autor no está identificado, llamados Travels of tree english gentlemen en 1734.
Esto deviene por la necesidad de explicar en países occidentales grande epidemias como la peste, que se creen traídas por las ratas arrastradas por el olor de los cadavéricos vampiros, ya que no podemos olvidar que el vampiro es aquel que muere desangrado y se levanta para alimentarse de la sangre de otros. De esta parte del mito dará buena cuenta Herzog en el poético final de su versión de Nosferatu, en el que la peste, traída por el vampiro, asola la ciudad infectada de ratas.
La primera vez que aparece el término "vampiro" es en inglés, en unos diarios de viaje llamados Travels of tree english gentlemen en 1734
La mitología rumana también podría tratar de explicar las epidemias de esta manera, ya que cree que el vampiro es capaz de transformase en rata y que el aumento de estas es señal de vampiros. Si buscamos las fuentes más primitivas para esta figura, debemos hablar de Mesopotamia o Egipto, en el que se daba culto a Sejmet, hija de Ra, que sólo podía ser apaciguada con "el oscuro brebaje de los hijos de la tierra". Pero cuando realmente se forje la leyenda que servirá de base a esta tradición será durante el siglo XVIII y XIX, el que se darán manuales, grabados en incluso libros históricos que se harán eco de esta figura.
El Vampyr de Dreyer será otro de los vampiros alemanes más relevantes y, por lo tanto, más influyentes del cine de terror clásico. El Vampyr de Dreyer se basa en lo mismo, reformulando la misma idea pero haciendo mayor énfasis en el llamado mundo de las sombras, creando la primera película de los que conocemos como “Terror blanco”. El film de Dreyer hace surgir el terror de lo cotidiano, lo que podemos entroncarlo con las costumbres del folclore rumano en la que el vampiro adopta varias formas conocida, entre ellas la niebla, que es un elemento importantísimo de la estética de esta película.
La mujer en el mundo del vampíro
Pero no sólo existen vampiros masculinos, también existen las vampiresas. Las lamias, muy representadas en el cine post clásico, son unas criaturas de origen grecoromano que darán lugar al posterior mito de la vampiresa, mito que comienza a forjarse en esta época con la dualidad de la personalidad femenina en el cine alemán. Esta dualidad nos mostrará a la mujer como sumisa esclava a la vez que nos la muestra como seductora y salvaje.
Este mito entroncará con estas figuras grecorromanas, asociadas también al folclore rumano que tanto influye en este tipo de cine. En nuestra cultura, la lamia se asocia al súcubo, figura femenina atractiva que atrae a sus presas mediante la seducción. La figura del vampiro, por lo tanto, ha sufrido escasas modificaciones estéticas desde el folclore en el que surgiese hasta el cine clásico.
El vampíro en la actualidad
El cine de terror de temática vampiresca será una constante veta para el cine de terror ya que el tema del no muerto será muy recurrente. Mientras que en el cine clásico vemos al vampiro como un ser de la tinieblas francamente animalesco dado su procedencia folclórica y las referencia a la sexualidad salvaje que se hacen en Stoker, en el cine más actual vemos un vampiro envuelto en un halo romántico que, aunque deriva de este cine también de tintes románticos (siempre refiriéndose al movimiento artístico no a cuestiones amorosas), se hace más patentes y explota el “boom” de la literatura victoriana.
El vampiro de nuestros días está extremadamente sexualizado
El vampiro de nuestros días está extremadamente sexualizado y se acerca más que ninguno al lado humano de las pulsiones, pasando de un ser tenebroso y animal a un caballero que seduce a señoritas en actitud más de vampiresa (contra la que se ha cargado un mito erótico actual muy potente) que de animal de la noche.
Franco ejemplo de esto podemos verlo en la contemporánea Entrevista con el vampiro que sienta sus fuentes en la literatura más victoriana que romántica y que vincula más a otro tipo de textos que al folclore ya citado, desnaturalizando al vampiro para convertirlo en una criatura insufriblemente humana.
Habrá películas que sigan esta línea inaugurada por Entrevista con el vampiro, como La reina de los condenados pero, poco a poco se irán creando toda una serie de nuevos tipos vampíricos, que pasaran por los modernos y subversivos vampiros de Blade a los simpáticos como Eddie Murphy en Un vampiro en Broocklyn y que, poco a poco llegarán a los vampiros de la millonaria Saga Crepúsculo, que tendrán más ansias de amor que de sangre, pasando por los vampiros de Underworld que, armados con balas de plata, se enzarzarán en una guerra con sus más antiguos enemigos: los hombres lobo.
La figura del vampiro seguirá evolucionando y esperemos que sin perder su esencia tradicional de folclore y sangre. Confiamos plenamemente en Jarmusch y en Solo los amantes sobreviven para ello.