Toda historia tiene un comienzo y la de Indiana Jones encontró el suyo en la mente de George Lucas. El creador de la saga de Star Wars comenzó a pensar en la historia de Indiana Jones antes de rodar La guerra de las galaxias, pero bajo el concepto de serie, no de película. Le rondaba la cabeza la historia de un arqueólogo en busca de antigüedades, aunque con cierto toque sobrenatural. Pero la idea quedó aparcada, relegada en un cajón, hasta el estreno de La guerra de las galaxias. Tras la vorágine y el éxito que supuso el estreno de esta última, George y su gran amigo Steven Spielberg se fueron de vacaciones. Y ya se sabe lo que ocurre cuando las mentes de dos grandes genios se encuentran.
“Siempre he querido dirigir una película de James Bond”, decía Spielberg. “Tengo una idea mejor. Se llama En busca del Arca Perdida”, respondió Lucas. El entusiasmo de Spielberg tras escuchar a Lucas narrar el concepto hizo que aceptara el proyecto, e inmediatamente comenzaron a pensar en el nombre del protagonista. El perro de George se llamaba Indiana, y ya le sirvió como prototipo para el físico de Chewbacca. Ahora bautizarían al arqueólogo con el nombre del mismo perro.
El primitivo concepto de serie no convencía a Spielberg. Quería rodar una película. Sonaron los nombres de Harrison Ford y Tom Selleck para interpretar al protagonista. Las pruebas con Tom Selleck fueron muy satisfactorias, pero el actor no tuvo más remedio que comenzar a rodar Magnum P.I., dado que un contrato le ataba a la serie. Así que finalmente se decantaron por Harrison Ford. “Pensé que Indiana Jones sería divertida. Confiaba en Steven como director”, afirmó Ford.
“Tiene que parecer una película de aventuras antigua”
El guionista, Lawrence Kasdan, terminó de dar credibilidad al personaje. Lo enmarcó en los años 30 y lo dotó de su inconfundible ironía y sarcasmo. Deborah Nadoolman, diseñadora de vestuario, se encargó del resto. “Tiene que parecer una película de aventuras antigua”, repetía Spielberg constantemente. Así que Harrison Ford prestó su navaja multiusos a la diseñadora de vestuario, quien la utilizó para envejecer la cazadora del protagonista. Ford y Nadoolman pasaron la noche previa al rodaje sentándose encima del sombrero y retorciéndolo, hasta que pareció envejecido. Y así nació un nuevo icono del cine.
Steven Spielberg entrevistó a la posible protagonista femenina en la cocina de la casa de George Lucas. Spielberg había visto a Karen Allen en Desmadre a la americana, y decidió probar suerte. Era definitivamente perfecta. Tenía agallas y le recordaba a las mujeres de los años 30.
"Necesitamos unas 7.000 serpientes para que la escena funcione"
El cine de los 80 ya contaba con efectos especiales, pero en una etapa muy prematura de su desarrollo. La gran mayoría de las escenas todavía requerían del ingenio y la artesanía del equipo. Esto es parte del encanto del cine de los 80. Las panorámicas rodadas en Kairouan (el pequeño Cairo) requirieron que el equipo retirase de los tejados más de 200 antenas. La escena en la que Indi y Marion (que heredó su nombre de la abuela de la esposa del guionista) quedan atrapados en el pozo, comenzó a rodarse con 1.000 serpientes reales, que no fueron suficientes para Spielberg. “¿Sabes lo que necesitamos? Necesitamos unas 7.000 para que la escena funcione”, exigía el director. Cientos de cajas llegaron de toda Europa, y aun así no fueron suficientes para cubrir todo el set. Gran parte del equipo de rodaje tuvo que superar rápidamente su aprensión a las serpientes. “Es parte de la diversión”, afirmaba la protagonista femenina.
Spielberg no puede volver a ver sus películas sin encontrar defectos. Sin embargo, En busca del arca perdida es una de las que puede ver con cierta satisfacción. Una de esas raras películas en las que el guion y el rodaje salen mucho mejor de lo inicialmente previsto. Todo encaja: guion, montaje, protagonistas, vestuario, fotografía… ¿No crees que es motivo suficiente para que la vuelvas a disfrutar?
