'El pasado', magnífico retrato de sentimientos en guerra
Fotograma de 'El pasado' (Foto (sin efecto): hollywoodreporter).

Farhadi sigue demostrando su buena forma, como director de cine, con El pasado, su última película. A diferencia de sus anteriores trabajos, se trata de una coproducción de Francia e Irán, siendo el idioma de la película el francés y la mayoría de sus actores de esta nacionalidad. Cuatro años después de separarse, Ahmad (Ali Mosaffa) viaja de Teherán a París para firmar los papeles de su divorcio a petición de su esposa, Marie (Bérénice Bejo). A lo largo de su estancia se dará cuenta que las cosas no van bien por ahí, y el problema más importante es una relación conflictiva entre Marie y su hija Lucie (Pauline Burlet); quien parece que no está muy cómoda con la relación que mantiene su madre con Samir (Tahar Rahim), su nueva pareja.

Farhadi ha dirigido con mucha traza y genialidad este mar de sentimientos sobrecogedores. El pasado es una cinta en la que se puede ver a la perfección que el director lo domina y controla todo, hasta el más mínimo detalle, llevándolo a unos resultados magníficos y sin errores. La humanidad presente en esta película sobresale de la media. Aunque los problemas presentados parecen muy graves y no muy frecuentes, los sentimientos y miedos resultantes de todas las dudas del pasado son de lo más habitual en las personas.

Una película en la que el director iraní ha sabido encontrar el punto justo. Es decir, ha sabido escribir toda la película dando los matices justos, sin dar información irrelevante y en la que cada frase tiene su importancia en el sentido global de la cinta. Un guion coherente y muy bien construido; todas las incógnitas se van resolviendo, sorprendiendo el espectador y manteniéndole siempre atento porque hasta el más mínimo detalle es importante y de una gran belleza visual.

Farhadi ha roto las barreras tradicionales y no se ha quedado dentro de los estereotipos del melodrama. El humanismo que hay presente en El pasado añade verosimilitud a la película y huyendo del drama exagerado y poco realista. A lo largo de los 130 minutos de metraje, el espectador en ningún momento tiene la sensación de que la historia sea imposible que pase fuera de la pantalla. Y, huyendo de las pautas de muchos melodramas, el nivel de dramatismo es más o menos regular a lo largo de la película, sin escenas o momentos demasiado exagerados que desentonen con el resto de la película.

Finalmente, como ya nos había demostrado anteriormente, es magnífico el arte que tiene Farhadi dirigiendo a los actores. Las interpretaciones presentes en El pasado son brillantes, tanto las de los más veteranos como las de los dos niños pequeños. Una brillante Bérénice Bejo que deja sin aliento más de una vez. La ganadora en Cannes del premio a la mejor actriz tiene la habilidad de hacer olvidar al espectador que está viendo una película; pues todas sus emociones y expresiones en la película parecen tan reales como los dos ojos con los que vemos la película.

La última película del director iraní no llega, por poco, al nivel de Nadar y Simin, una separación; pero es evidente que El pasado es una obra brillante y, Asghar Farhadi, uno de los mejores directores que hay actualmente.

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