Con títulos en su haber como Sansón y Dalila (1949) o Cleopatra (1934), el directorCecil B DeMille aún tenía pendiente por realizar su mayor obra, y la que sería su último trabajo: Los diez mandamientos. Con un presupuesto de más de trece millones de dólares y contando con más de 20.000 extras en ciertas escenas, la película supuso un hito en la industria del cine, y se ha convertido en todo un clásico por el que el pasar de los años no se vuelve tan duro.
Charlton Heston, ganador del Oscar solo tres años después gracias a su papel de Ben Hur, daba vida al bíblico personaje de Moisés con gran acierto, algo que le dio su primera nominación al Globo de Oro y lo consagró al estrellato. Después de esta cinta vendrían muchas interpretaciones de estilo épico para Heston, como la citada Ben Hur, El Cid o El Planeta de los Simios. Completando el reparto de la cinta que hoy nos ocupa se encontraban nombres como los de Anne Braxter, Yul Brynner o Yvonne de Carlo.
Con música compuesta por Elmer Bernstein, que también realizó las bandas sonoras para Matar un ruiseñor o Millie, una chica moderna, la película tuvo un metraje final que superaba los 210 minutos, algo que era bastante lógico ya que se pretendía contar la historia de la vida al completo de uno de los más famosos personajes del Antiguo Testamento.
La historia
La película comienza con el nacimiento de Moisés, el profeta judío acogido por una princesa egipcia y criado en la corte real. Como príncipe, se gana el agrado del Faraón Seti, que lo acoge como a un hijo, levantando celos por parte de su primogénito Ramsés. La historia se vuelve más agria cuando Moisés conoce su verdadero origen, y decide dejar la vida de riquezas para hacerse esclavo y vivir como sus hermanos.
Su rebeldía y buen hacer con sus compañeros de trabajo hará que se meta en problemas y sea expulsado al desierto, donde conocerá a Séfora, hija de un pastor, con la que creará una familia. Pero el deseo de Dios es que regrese a Egipto, y libere a su pueblo de la exclavitud, y así Moisés vuelve a su antiguo hogar y le pide a su hermanastro Ramsés, ahora Faraón, que los deje libres. No será fácil de convencer, y la ciudad se verá sometida ante las conocidas diez terribles plagas, con una de las cuales el hijo de Ramsés perderá la vida, perdiendo este la voluntad y fuerza y permitiendo a Moisés que se lleve a su pueblo.
Será a partir de entonces cuando comience una dura lucha de exilio por parte del pueblo judío, comenzando por la impresionante escena en el que Moisés consigue abrirlas aguas del Mar Rojo. Contando con la última tecnología de la época y fusionando dibujo y acción real, el espectador podrá deleitarse entonces con las maravillas de la inventiva humana, que consiguió realizar escenas tan impresionantes y realistas, lo que se premió con un Oscar, sin contar con los medios tan avanzados de los que se dispone hoy día.
La cinta termina con la historia que le da nombre al filme, otra recopilación de imágenes fantásticas donde se cuenta cómo Moisés recibe las tablas con las escrituras en el monte Sinaí y se proclama un nuevo orden. Será entonces cuando el protagonista podrá dejar el mando a Josué, a las puertas del río Jordán, y descansar en paz.
Recepción y crítica
Siendo una versión de una película muda de 1923 del mismo director, Los diez mandamientos contó con uno de los sets de filmación más grandes en la historia del cine. Se convirtió en la película más cara hasta el momento y recaudó más de 65 millones de dólares en la taquilla estadounidense.
Ganó un Oscar a los mejores efectos especiales, de las siete nominaciones con las que contaba, entre las que se incluían mejor película, mejor dirección artística, mejor fotografía, mejor montaje, mejor sonido, y mejor vestuario.
La cinta de Cecil B DeMille se ha convertido en una de las que mejor adaptan una historiabíblica, un clásico que fuera de convencionalismos o creencias religiosas hay que descubrir al menos una vez en la vida. Una historia de cuando la tecnología era aún artesanal y funcionaba a las mil maravillas.
Fotos del cuerpo de noticia: cineol y cinemagnificus
