Hoy, se cumplen 10 años de aquel fatídico 11 de marzo de 2004. Años en los que sigue perdurando el recuerdo de aquellas 191 personas a las que les fue arrebatada la vida en los vagones de aquellos trenes. Un recuerdo que hoy sigue latente en la cabeza y el corazón de muchas personas que no pudieron despedirse de un ser querido, o en aquellas que hoy día continúan sufriendo las secuelas de aquellas explosiones, o en todas las que salieron a la calle para gritar “NO al terrorismo”. Probablemente todo el mundo tiene un recuerdo de aquel día, de aquel atentado que abrió una profunda herida en la sociedad española; herida que a pesar de los años sigue sin cicatrizar, y es que “en ese tren íbamos todos”.
Fueron diez explosiones que dejaron 191 fallecidos y más de 1.500 heridos. Tanto dolor en tan solo cuatro minutos. En la mañana del 11 de marzo, como cualquier otra, toda España se despertaba para vivir un nuevo día; mucha gente cogía el tren para acudir allí donde le reclamaban, pero nadie sabía que ese día no iba a ser nunca más como cualquier otro. A las 7:37 del jueves 11 de marzo explotaba una bomba en la estación de Atocha, seguida tan solo un minuto más tarde de otras dos en distintos vagones del mismo tren; a su vez otras tres explosiones se producían en Madrid, dos en la estación de El Pozo y otra en Santa Eugenia. El caos y la confusión se apoderaron de la ciudad. Se contaron diez explosiones en diferentes puntos de la capital en cuatro minutos. Solo en cuatro minutos.
Existen momentos en los que se sabe que es necesario reaccionar, y éste fue uno de ellos. Toda España se volcó con las víctimas; se movilizaron todos los servicios de emergencia, y por si aquello no era suficiente cientos de personas salieron de sus casas para ayudar, convirtiendo las calles en hospitales improvisados, cortando el tráfico e intentando dar nombres y apellidos a aquellos que, muertos o heridos, fueron víctimas del atentado y a todos los que les buscaban cargados de esperanza. Mientras, la policía activaba la "operación jaula" con la que se intentó impedir cualquier posible escape de la ciudad.
"Parece el fin del mundo, el fin de todo. Es como si no fuera real... Es una pesadilla. Es inimaginable"
En los medios de comunicación reinaba la confusión. Solo se conocía que se había producido un atentado a tres días de las elecciones generales. Se produce entonces una llamada del presidente Aznar que dice: “Tengan la certeza de que es ETA”. Sin embargo, el portavoz de la organización terrorista, Arnaldo Otegi Mondragón mediante un comunicado afirmó que ETA no era responsable del atentado de ese 11 de marzo, por lo que se desvinculaba totalmente recalcando que ese "no era su modus operandi". Esa misma tarde, el ministro del Interior, Ángel Acebes informaba que había encontrado una camioneta robada con siete detonadores y cintas en árabe de versículos del Corán, por lo que se atribuye entonces el crimen al grupo Al Qaeda.
A las 9:30 de la noche del 11 de marzo, llega a la sede del periódico Al Quds Al Arabi en Londres una carta en la que se señala a Abu Hafs Al Masri como autor de las explosiones, representando a la red terrorista Osama Bin Laden. El 12 de marzo más de 11.400.000 personas salieron a la calle para dar calor y arropar a aquellos que ese día lo habían perdido todo. Al día siguiente aparecía un vídeo en el que un individuo marroquí declaraba que los atentados eran autoría de Al Qaeda.
Todos estos acontecimientos, que a día de hoy siguen siendo extraños y confusos, repercutieron directamente en las elecciones que se celebraron el domingo 14 de marzo con la victoria del Partido Socialista Obrero Español, que contaba con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente, hasta ese momento improbable ganador de las elecciones. El Partido Popular en el poder desde 1996 fue culpado públicamente, ya que el atentado fue visto como un castigo por el apoyo a Estados Unidos para la invasión de Irak que había autorizado José María Aznar tras el atentado del 11 de septiembre. Para el analista internacional Nicolás Botero, “el pueblo español nunca estuvo de acuerdo” con la invasión de Irak “y siempre lo rechazó”.
Al Qaeda es hoy en día la organización responsable del mayor atentado que ha tenido lugar en la historia de España. Los principales miembros del grupo involucrados en el atentado murieron en Leganés tras hacer estallar una carga explosiva, otros fueron detenidos en España, Serbia, Marruecos y Siria, y los últimos acabaron inmolándose en Irak. Diez años después solo queda el marroquí Said Berraj, como el último islamista identificado del 11-M que no está muerto ni encarcelado.
Recordar es inevitable y todavía diez años después del aquel 11 de marzo de 2004, se puede oír a una persona rememorando aquellas horas en uno de esos trenes diciendo:“Parece el fin del mundo, el fin de todo. Es como si no fuera real… Es una pesadilla. Es inimaginable”. Ese 11 de marzo de 2004 el cielo de Madrid se volvió gris y empezó a llorar, diez años después aún se respira tristeza y es que nadie olvidará jamás a aquellos que dejaron sus sueños en los suelos de un tren.